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Obama propone el fin del arma nuclear

Estados Unidos ofrece un plan para reducir arsenales y frenar la proliferación - El presidente reconoce el derecho de Irán a la energía atómica para uso civil

Antonio Caño

Como una piedra angular del legado que pretende construir, Barack Obama expuso ayer desde el histórico marco de Praga su visión de un mundo libre de armas nucleares y anunció una serie de medidas específicas para alcanzar esa meta. Esta iniciativa, ambiciosa y visionaria como la propia trayectoria personal de su autor, sonó más oportuna y urgente en medio de la preocupación internacional por el lanzamiento de un misil en Corea del Norte.

"Declaro claramente y con convicción el compromiso de EE UU de buscar la paz y la seguridad en un mundo sin armas nucleares", dijo el presidente estadounidense ante más de 20.000 personas reunidas frente al Castillo de Praga, donde aún suenan los ecos de las múltiples hazañas de esta nación en la búsqueda de su libertad.

Washington vincula el escudo antimisiles a los avances en el diálogo con Teherán

Obama comparó aquella ansia de libertad del siglo XX con el clamor "de todos los pueblos por vivir sin miedo en el siglo XXI". "Como potencia nuclear, como el único poder nuclear que ha hecho uso del arma atómica, Estados Unidos tiene la responsabilidad mundial de actuar", afirmó Obama en un infrecuente gesto de autocrítica con la historia de su país. "No podemos lograrlo solos, pero podemos ponernos al frente", manifestó.

El presidente admitió que el objetivo final de un mundo desnuclearizado puede aún tardar en llegar, quizá toda su vida. "Requerirá paciencia y persistencia", advirtió. Pero aseguró que se trata de una meta alcanzable sobre la que hay que ponerse a trabajar ya, rechazando el fatalismo que ha dominado el pensamiento mundial sobre este asunto.

"Si creemos que la proliferación de armas nucleares es inevitable, nos estamos entonces admitiendo a nosotros mismos que el uso de armas nucleares es inevitable", aseguró Obama, rematándolo con el "yes, we can", coreado por el público, que fue el eslogan de su campaña electoral.

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Hacerlo verdaderamente posible depende, por supuesto, de la voluntad de algunas potencias nucleares bastante reticentes, como Rusia, India y Pakistán, y de otras que pretenden serlo o lo son en secreto, como Israel e Irán. Otros dirigentes han formulado antes el sueño del fin de las armas atómicas para estrellarse con la realidad de un tiempo lleno de tensiones y luchas por el poder. El propio Obama advirtió ayer que, mientras ese armamento exista, Estados Unidos "mantendrá un arsenal seguro y efectivo para disuadir a los adversarios y garantizar la defensa de los aliados".

Pero esta vez, el presidente estadounidense acompañó su visión de una serie de propuestas que abarcan desde la reducción de los arsenales actuales hasta el combate contra la proliferación y nuevos controles para evitar el acceso al armamento atómico por parte de grupos terroristas.

Entre esas medidas, destacan:

- Un nuevo tratado internacional para poner fin a la producción de material fisible para la fabricación de armas atómicas. Algunas potencias nucleares han declarado voluntariamente una moratoria en esa producción, pero un tratado obligaría a otras que aún no han renunciado a ello, como China, India o Pakistán.

- Una cumbre internacional sobre seguridad nuclear que establezca en el plazo de un año mecanismos de supervisión y formas seguras de almacenamiento para evitar la dispersión de las armas nucleares y el mercado negro de esos productos.

- Creación de un banco de combustible nuclear, bajo control internacional, que permita suministrar esa energía en condiciones seguras a países, como Irán, que dicen necesitarla únicamente con fines civiles y pacíficos. "Apoyamos el derecho de Irán a poseer pacíficamente energía nuclear con rigurosas inspecciones, pero la actividad de Irán con misiles balísticos y nucleares representa una amenaza, no sólo para Estados Unidos, sino para los vecinos de Irán", señaló Obama.

- Negociaciones con Rusia para reducir los arsenales, tratando de sumar a los posibles acuerdos a otros Estados nucleares, con el criterio de "reducir el papel de las armas nucleares dentro de la estrategia de seguridad nacional".

- Solicitar al Senado la ratificación del Tratado para la Prohibición de Pruebas Nucleares, que ya han confirmado 148 países, pero que aún no han respaldado Estados Unidos, Rusia, Pakistán, Irán y Corea del Norte, entre otros.

- Fortalecimiento del Tratado de No Proliferación Nuclear, con nuevos recursos, más autoridad para realizar inspecciones y mayor capacidad para aplicar sanciones contra los países que violen sus reglas.

"El propósito es que los países con armas nucleares se muevan hacia el desarme, los países sin armas nucleares no puedan adquirirlas y todos los países puedan acceder a la energía nuclear para usos pacíficos", resumió el presidente norteamericano.

Entre otras concesiones posibles, Obama mencionó la renuncia al escudo antimisiles que Estados Unidos quiere construir, precisamente en República Checa y Polonia, pero lo condicionó a avances en el diálogo con Irán. "Si la amenaza iraní es eliminada", precisó, "tendremos mucha mayor base para la seguridad, y la razón principal para la construcción del sistema antimisiles en Europa desaparecerá".

Obama aludió al caso de Corea del Norte para insistir en la necesidad de actuar en el terreno del desarme. Advirtió que "la amenaza de una guerra nuclear se ha reducido, pero el riesgo de un ataque nuclear ha aumentado".

Admitió que se trata de un desafío gigantesco, pero añadió que ésta debe ser la causa principal de las nuevas generaciones: "Los jóvenes tienen que conseguir la solución de viejos conflictos". Llamó a los ciudadanos del mundo a "unir sus voces por la paz y el progreso", a rendir honor al pasado "construyendo un futuro mejor". "El destino de la humanidad será el que nosotros elaboremos", dijo.

Barack Obama saluda a la gente concentrada en la plaza de Hradcany, junto al Castillo de Praga.
Barack Obama saluda a la gente concentrada en la plaza de Hradcany, junto al Castillo de Praga.REUTERS

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