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El juez cita a declarar al autor del informe de los vuelos a Guantánamo

El juzgado no ha recibido los documentos que Moratinos dice haber enviado

El juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno ha citado a declarar el próximo día 17, en calidad de testigo, al ex director general de Política Exterior para América del Norte, Seguridad y Desarme, Miguel Aguirre de Cárcer. La comparecencia, solicitada por el fiscal Vicente González Mota, tiene como objetivo que el testigo explique los pormenores del pacto entre José María Aznar y George W. Bush que permitió que aviones militares de EE UU sobrevolaran o hicieran escala en España cuando transportaban a prisioneros talibanes y de Al Qaeda desde Afganistán a la base norteamericana de Guantánamo, en Cuba.

Aguirre de Cárcer es el alto cargo que elaboró el informe con la calificación de "muy secreto", fechado el 11 de enero de 2002, en el que comunicaba al entonces ministro de Exteriores Josep Piqué y al secretario de Estado Miquel Nadal que la Embajada de EE UU le anunciaba el inminente inicio de los vuelos y recababa autorización del Ejecutivo español, así como la asignación de un aeropuerto donde realizar escalas y transbordos de prisioneros.

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El informe, que fue desvelado por EL PAÍS la pasada semana y que el juez Moreno, a instancias de la Fiscalía, recabó de Asuntos Exteriores junto con otros documentos, no ha llegado todavía a la Audiencia, a pesar de que el ministro Miguel Ángel Moratinos anunció públicamente este miércoles que ya habían sido enviados al juez. El ministro, en una comparecencia en el Congreso, llegó a afirmar que era cierto que el Gobierno de Aznar autorizó posibles escalas de vuelos militares norteamericanos, pero precisó que las escalas no se produjeron. El informe de Aguirre de Cárcer ya anunciaba que, según los norteamericanos, los vuelos se realizarían con aviones de largo alcance y, en consecuencia, sin escalas.

Defensa afirmó que el primer vuelo que trasladó a 23 prisioneros a Guantánamo no hizo escala en Morón, como algunas fuentes habían dicho, sino que se trató de un "sobrevuelo sobre el Estrecho de Gibraltar, con derecho de paso inocente". Según el Gobierno, sólo dos aviones militares de EE UU, y no de su Agencia Central de Inteligencia (CIA), hicieron escala en Rota con destino a Guantánamo. Y, de acuerdo con la información proporcionada por los norteamericanos, en ninguno de los dos casos trasladaban detenidos.

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Un prisionero talibán recluido en la base norteamericana de Guantánamo.
Un prisionero talibán recluido en la base norteamericana de Guantánamo.AP

España interrogó a 13 presos en la base

Seis meses después de que España autorizara las escalas de aviones militares de EE UU hacia Guantánamo, una delegación de policías españoles se presentó en la base cubana. La visita de julio de 2002 tuvo por objetivo hablar con los dos prisioneros que habían dicho ser españoles: Lahcen Ikassrien, que resultó ser de Alhucemas, y Hamed Abderrahaman Ahmed, natural de Ceuta.

Pero, ya que estaban allí, interrogaron a otros 11 recluidos, entre los que había ciudadanos marroquíes, sirios, argelinos, tunecinos, saudíes, palestinos e incluso un danés (Abderahman Hadj). Las "entrevistas" se realizaron durante cuatro días pero sólo se han conocido las de Ikassrien, Abderrahaman y Abdulrahim Abdelrazak Yanko, un sirio que en Afganistán recibió el apodo de Abu Dujana. Los atentados del 11-M en Madrid fueron reivindicados por un supuesto portavoz de Al Qaeda que se hacía llamar Abu Dujana Al Afgani.

Ikassrien declaró que en ocasiones le daban para beber "agua de mar", que su celda era de dos por dos metros cuadrados y que sólo le dejaban pasear "durante un cuarto de hora cada tres días", tras lo cual también se podía duchar.

El llamado talibán español, por su lado, se mostró "resignado" a quedarse recluido en Guantánamo "hasta que las autoridades norteamericanas supieran qué hacer con él" y pidió que el Gobierno español intercediera por él. El 11 de febrero de 2004, el español se convirtió en el primer prisionero liberado de Guantánamo a petición de un Gobierno.

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