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Fallas 2007
Columna
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Abusos 'fallerísticos' no

ROSA SOLBES

Será una ensoñación, o de verdad se está produciendo un despertar de las gentes contra los abusos de cualquier género, incluyendo el fallerístico. No, no hay que despreciar esta última rebelión, que en un pasado no muy lejano llegaba a adquirir tintes de gesta porque aquí el patriotismo, durante las décadas del blau power, se ha llegado a medir con un fallerómetro presto a detectar enemigos de la valencianía (bien entendida, por supuesto). Hasta hace cuatro días, sólo los más valientes se atrevían a formular abiertamente objeciones a cómo está organizado el sarao, y el resto se limitaba a rezongar en los atascos, ajustar el climalit a cal y canto y sumarse al éxodo a la menor oportunidad. Resultado: una gran injusticia infligida contra la mayoría por una minoría (aunque abundante) de falleros. El 10% de la población imponiendo su forma de divertirse al restante 90%.

Pero este año se detecta un basta ya a la "incultura del exceso" (Ferran García en Las Provincias) y hasta los suplementos y páginas especiales de los diarios se han hecho eco de este movimiento objetor que brota aquí y allá, donde la gota de la indignación va desbordando el vaso.

¿Cómo se pretende que hagamos una vida más o menos "normal" en medio del caos?; ¿por qué no se reclama en la Crida, además de la pólvora, "vacaciones para todos"? Y conste que una se muestra partidaria acérrima de las ferias y las fiestas, de los ocios y las juergas, y en general de toda actividad lúdica elegida libremente que nos ayude a transitar por el valle de lágrimas. Siempre que para desarrollarla nadie se encuentre en la obligación de ocasionar daño a personas, animales o demás elementos del medio ambiente. Y, sobre todo, que nadie se vea en la obligación de ceder derechos bajo la condescendiente mirada de una autoridad municipal que no sólo consiente sino que alienta y jalea incivismos por doquier. Y que además, miente.

Hace ya más de 15 días que a las calles de Valencia le brotaron esas pústulas llamadas carpas, y se nos dijo que eso no era así. Pero ahí estaban, interrumpiendo vías y taponando puertas de aparcamientos, provocando que donde antes había doble fila de coches ahora se llegara a la tercera y la cuarta, sublevando hasta a la Confederación de pequeñas y medianas empresas que cifra en el 20% las pérdidas ocasionadas por el caos. Entre corralitos privados (¿es esto la famosa "fiesta en la calle"?), entarimados y fallas, barrios enteros se convierten en ratoneras sin vías de acceso o evacuación en caso de emergencia.

Tomé un autobús el día 2, con la línea ya desviada de su itinerario habitual por la presencia de toda clase de trastos en la vía pública, y bajé frente a un edificio monumental cuya fachada estaba desaparecida tras una carpa privada. Entonces, escuché a la autoridad decir algo así como que había que aguantar molestias para que vengan millones de visitantes que se dejan mucho dinero. ¿Es que acaso los millones de turistas (que desde luego no vienen el día 1, ni el día 9) serán agasajados en estos corralitos, ya que no van a poder admirar ni fotografiar nuestro patrimonio monumental? A todo esto, el monitor del bus nos había ofrecido un programa festero donde se informaba que la plantà era el 16 a las 0 horas (y yo me pregunto, qué es ya, qué sentido tiene la plantà cuando hace ya una semana que se nos desveló la falla)

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La hostelería afectada por la ZAS se queja de tener que cerrar varias horas antes que los sitios festeros, que no tienen licencia de actividad pero se amparan en la Ordenanza Municipal de Oprobios y Descalificaciones. "Están politizados", reprochaba la alcaldesa a los vecinos de la calle Sueca. Habían denunciado los 3 depósitos con 5.000 litros de gasóleo y los generadores (para alimentar 750.000 bombillas atadas con alambres) que superaban en casi 27 los decibelios permitidos. Ya hubiera querido Ca Revolta que se la hubiera medido con el mismo rasero, o la Feria Alternativa, que se le hiciera un hueco. La diferencia es que las iniciativas cívico culturales son más bien incordios que yacimientos de votos para la mayoría gobernante.

En fin, felices fiestas y cuidado con el tufo del poliespán.

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