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Columna
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Alguien debería hacer algo

¿De dónde sacan para tanto como destacan? Esta semana recién finiquitada ha sido pródiga en noticias inquietantes. El martes conocíamos que, según el Instituto Nacional de Estadística, el Producto Interior Bruto (PIB) de la Comunidad Valenciana apenas había crecido un 0,5% durante 2008, el peor dato autonómico registrado en toda España. La propia Generalitat reconocía que en el último trimestre del año el PIB había registrado un crecimiento negativo del 0,4%, lo que, de mantenerse la tendencia durante el primer trimestre de este año, nos colocaría, técnicamente, en recesión. La pérdida de dinamismo se tradujo en un retroceso de la renta per cápita de los valencianos respecto de la media nacional. Este dato no es coyuntural. De hecho, si en el 2000 el PIB valenciano suponía el 96,5% de la renta media de España, el año pasado se situó sólo en el 89,4% de la media. Durante este periodo la Comunidad Valenciana ha sido superada por Asturias, Cantabria, Castilla y León, Ceuta y Melilla. Aunque bien es cierto que el incremento poblacional experimentado durante estos años ha contribuido a ese descenso.

¿Será por planes? Justo Nieto presentó en 2005 hasta 50 y de ellos no se supo nunca nada más

Las entidades financieras valencianas emiten señales de nerviosismo ante el aumento de la morosidad, especialmente significativo durante los dos primeros meses de este año, sin que ello signifique la existencia de riesgo alguno para el futuro de nuestras cajas. La realidad es que tanto Bancaja como la CAM superan las pruebas que con frecuencia realiza el Banco de España para comprobar su solidez financiera. Pero estas garantías no debería hacernos olvidar que una de las prioridades del Banco Central para la recuperación del flujo del crédito pasa por una profunda reestructuración de parte de las entidades financieras. Cabe suponer que el Consell y su disminuido (por la enfermedad que padece) responsable de la cartera de Economía y Hacienda están alerta para evitar que esa reestructuración se lleve por delante las dos instituciones financieras valencianas. Si ocurriera, sería un desastre que es preferible no imaginar.

Pero en estos tiempos resulta difícil confiar en la eficacia de la actividad del Consell. El caso Gürtel y todas sus derivadas ha desactivado a un gobierno que ya se caracterizaba por su inoperancia. Los continuos actos de adhesión inquebrantable al presidente Francisco Camps, en los que siempre aparecen un selecto grupo de empresarios actuando como si fueran los palmeros de Peret, no son más que cortinas de humo en los que se escenifican dramas calderonianos con que justificar la fama y el honor del presidente, pero donde los remedios que se anuncian para combatir la crisis son insustanciales. El presidente aprovechó, recientemente, uno de estos saraos para pronunciar unas palabras que, como mínimo resultan inquietantes. Camps abogó por que "alguien se haga cargo de lo que en estos momentos en el mercado no tiene salida", refiriéndose a los activos inmobiliarios que lastran los balances de las entidades financieras.

No es tan sorprendente que Camps se borre, por así decir, de la búsqueda de soluciones para los activos tóxicos que tiran hacia abajo de las cajas. Su gobierno no puede hacer nada porque su capacidad de maniobra es nula por el brutal endeudamiento de la hacienda autonómica. Por eso reclama que alguien haga algo. Él no puede. Su bajón de autoestima, en cualquier caso, fue circunstancial. Dos días después, sacaba pecho exhibiendo la "batería de actuaciones impulsadas por el Consell" anticipándose al cambio de ciclo: Los II Planes de Competitividad, el Plan de Impulso de la Economía Valenciana, el Plan Confianza o el Pavace II. ¿Será por planes? En 2005, Justo Nieto (¿se acuerdan?), consejero de Empresa, Universidad y Ciencia, anunció 50 planes sectoriales para relanzar la industria tradicional valenciana y apoyar el desarrollo del I+D+i. De tan buenos propósitos sólo se supo que quedaron engullidos en el Triángulo de las Bermudas de la Consejería de Economía y que el responsable de la oficina de poner en marcha dichos planes, Jaime Gómez, reconoció palmariamente la ausencia de una política industrial desde que el PP llegó al poder. Ausencia que, a día de hoy, sigue siendo clamorosa.

La semana concluyó con un fuerte tirón de orejas -¡otro más!- del Parlamento Europeo al modelo de urbanismo salvaje característico de la Comunidad Valenciana. Modelo que el presidente sigue defendiendo como locomotora de la economía porque es el camino más corto para la recuperación económica, pero también el más seguro para que nos sigan viendo como los responsables de una red de corrupción dirigida al engaño y al saqueo. Al menos eso es lo que piensa una amplia mayoría de eurodiputados. En el Consell parecen empeñados en seguir dándoles la razón.

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Y una nota más: Valencia y Alicante lideran el fracaso escolar en España. ¿Tendrá algo que ver con nuestro desastre económico?

Que alguien haga algo, por favor.

Por cierto, ¿se sabe algo del líder socialista de la oposición? ¿Dónde está Jorge Alarte? Elche pesa como una losa.

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