Ambiente frío para cenar

El PSPV protestó ayer simbólicamente contra la orden de la Diputación de Valencia, la semana pasada, de retirar una decena de fotografías protagonizadas por políticos de una exposición en el Museu Valencià de la Il.lustració i la Modernitat (Muvim). En la cena que organiza la Corporación provincial, celebrada anoche, los socialistas decidieron dejar una silla vacia. Habían amagado con traer unos cuantos ejemplares de la publicación que editó la Unió de Periodistes Valencians que recoge las instantáneas censuradas y dejarlos encima de la silla, pero finalmente lo descartaron.

No acudió a la cena, finalmente, el presidente nacional del PP, Mariano Rajoy, como se había especulado en un principio. Eludió, así, la fotografía con el presidente de la Diputación, Alfonso Rus, objeto de críticas a lo largo de la semana por la censura, que motivó la dimisión del director del Muvim, Romà de la Calle. De hecho, la censura de las fotos era el tema estrella de las conversaciones y el de Rus y su vicepresidente tercero, Máximo Caturla, que protagonizó el episodio, los nombres más mencionados.

Rajoy no asistió y el PP nacional estuvo representado por González Pons

Rus llegó a la cena pasadas las 21.30, estuvo acompañado de la consejera de Cultura, Trini Miró, del secretario general del PP valenciano, Antonio Clemente, y del portavoz de grupo parlamentario popular en las Cortes y consejero de Solidaridad y Ciudadanía, Rafael Blasco. El PP nacional sólo estuvo representado por su vicesecretario general de Comunicación, el valenciano Esteban González Pons, pese a que la convención nacional sobre empleo reunía ayer en Valencia a numerosos dirigentes. González Pons elogió la semana pasada al dimitido director del Muvim, Romà De la Calle.

El PSPV quiso que los altos cargos del partido estuviesen también en la cena. Jorge Alarte, secretario general, Rafael Rubio, portavoz de los socialistas en la Diputación, Carmen Martínez, alcaldesa de Quart y secretaria provincial, o Elena Martín, secretaria de Organización, acudieron a la cena. La silla vacía, símbolo de protesta, quedó a la vera de Carmen Martínez, quien llegó cuando los comensales tomaban asiento, igual que Jorge Alarte, que se sentó a la mesa de Rubio como su invitado.