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Columna
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Anchoas de Vuitton

Conviene recapitular. Para exculpar a Camps, Rita Barberá primero dijo que todo el mundo sabe que cada vez que el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, va a La Moncloa obsequia a Zapatero con algunas cajas de anchoas. "¡Y vive Dios que las anchoas son unos productos caros!", remachó con su habitual desparpajo. Para pedir que se presentase una denuncia porque tenía "la impresión de que haciendo un paralelismo con la situación del presidente Camps, también están incursos en este artículo [426 del Código Penal, relativo al cohecho] algunos más, yo también por las flores [que recibo] probablemente, no digo que no, pero también el presidente Revilla y Zapatero por las anchoas de Santoña que le regaló el presidente Revilla". Y rematar proponiendo que se cambie el Código Penal "para poner las cosas claras y salir de esta espiral de locura". Revilla respondió inmediatamente: "Toda España está perpleja, porque hay diferencia entre vestirse presuntamente de manera clandestina y lo que yo hago, que es ir con la bolsa en la mano con las anchoas". Previamente había trascendido que durante la etapa de Rita Barberá como presidenta de la Federación Española de Municipios y Provincias, esta entidad adjudicó a Special Events, empresa clave en la trama corrupta de Correa, la celebración de sus asambleas generales de 1999 y 2003 por un total de 800.000 euros.

Luego conocimos la conversación sobre el circuito de fórmula 1 de Valencia, en la que Francisco Correa le suelta a su socio, Pablo Crespo, una frase que habría hecho las delicias de Quevedo: "Aquí hay pelas y, si sale bien, hay pelas para todos, una pastuqui importante".

También ha trascendido que las defensas de Francisco Camps, Ricardo Costa y Rafael Betoret han consensuado el común argumento secundario de que en la hipótesis de que hubieran recibido trajes, no sería por su cargo en la Administración, sino por su vinculación al PP. Algo jurídicamente ingenioso y técnicamente cierto, pues el vestuario, como el decorado y toda la parafernalia de los mítines, forma parte del marketing del partido. Cosa distinta es que el argumento merecería un cero patatero en un caso práctico de Educación para la Ciudadanía, sea en inglés o en chino.

Y cuando ya parecía que el culebrón se acababa, el domingo este periódico publicó una grabación de la policía en la que El Bigotes habla con una persona llamada Cándido (qué casualidad) y le comenta que en ese momento está en una tienda de Vuitton comprándole un bolso a la alcaldesa, como lleva haciendo desde hace cuatro años.

Ayer por la mañana Juan Cotino, cargaba contra el mensajero al anunciar querellas y asegurar sin inmutarse que la filtración "es mucho más grave que el hecho en sí". Luego dijo que Barberá daría explicaciones con "toda la naturalidad y toda la normalidad del mundo". Y, vive Dios, que lo hizo con naturalidad, o como decía Aznar, "sin complejos". Así, a primeras horas de la tarde, Barberá soltó que "todos los políticos reciben regalos", y disparando por elevación, que los de Zapatero "tienen que ser más grandes y caros que los de la alcaldesa".

Nadie podrá probar que los bolsos de Rita estuvieran llenos de los carísimos botes de anchoa del Cantábrico. Y vaya usted a saber qué joyas se esconden en las latas que regala Revilla. Puede que, como solía decir el gran Eduardo Zaplana, todo esto sea "una chorrada". O no, y como diría Juan José Millás, todo sea "muy raro". Puede que sí, pero desde luego, todo es muy cutre. Menos mal, voto a bríos, que ya se acercan las vacaciones.

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