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Aparece el quinto cadáver en once días en la costa de Alicante

La Guardia Civil cree que todos iban en una patera que naufragó

El goteo de cadáveres avistados en los últimos días en la costa alicantina no cesa. El sábado por la noche una embarcación deportiva encontró flotando en el mar un cuerpo a dos millas de distancia del litoral de Altea (Marina Baixa). Es el quinto cadáver que aparece en aguas alicantinas en apenas once días, ya que el mismo sábado por la mañana llegó otro cuerpo a la playa de San Juan, en el término municipal de Alicante. El cuerpo, de rasgos subsaharianos, fue sacado del agua por algunos de los bañistas que a esas horas se encontraban en la concurrida playa alicantina. Los tres restantes aparecieron en aguas de Xàbia.

La Guardia Civil está convencida de que todos los cadáveres proceden de una patera que naufragó en el canal de Ibiza y de la que no se han tenido más datos que la sucesiva aparición de los cuerpos sin vida de los tripulantes que viajaban a bordo y que las corrientes han ido arrastrando hasta el litoral, según apuntan fuentes próximas a la investigación.

El último cadáver fue detectado hacia las 20.30 del sábado y se encuentra en avanzado estado de descomposición, al igual que ocurrió con los otros cuatro cuerpos que han sido encontrados, según la Comandancia de Alicante. El estado del cuerpo complica la identificación, pero en un primer momento todo apunta a que se trata de un varón, agregan las mismas fuentes.

La aparición de estos cadáveres se produce en medio de una nueva oleada de pateras este verano. Y no es, además, la primera ocasión que la provincia de Alicante presencia este drama humano. En septiembre de 2008, cinco cuerpos sin vida de varones de entre 25 y 30 años fueron apareciendo en apenas una semana en distintos puntos de la costa de la comarca de La Vega Baja. Las coincidencias en la edad de los cuerpos, en sus características y la llegada en esas semanas de otras barcas con sin papeles llevaron a la Guardia Civil a barajas la hipótesis de que los cadáveres procedían del vuelco de alguna patera.El hallazgo de los cinco cadáveres ha coincidido en el tiempo con la aparición de una patera vacía el pasado martes a una milla y media de la costa de Altea. Se trata de la cuarta patera interceptada este verano en una provincia que empezó a recibir oleadas de inmigrantes en patera en septiembre de 2007. Pilar de la Horadada, Guardamar del Segura y la costa entre La Vila Joiosa y El Campello fueron el destino de las primeras llegadas, que se han repetido desde entonces todos los años.

El litoral de Santa Pola fue el destino de la primera patera que tocó tierra en la provincia de Alicante este año. Fue el 1 de junio y la embarcación llevaba 12 inmigrantes a bordo, entre los que se encontraba una joven embarazada de tres meses y un menor.

Casi mes y medio después se detectó, en la misma localidad, la segunda patera con inmigrantes sin papeles que intentaban alcanzar la costa alicantina. Los inmigrantes, todos ellos varones de origen argelino de entre 20 y 30 años y en buen estado de salud, llegaron a la playa de la Ermita. Hubo diez detenciones.

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Al día siguiente, un pesquero se cruzó con otra patera a 40 millas de la costa de Benidorm. La patera fue remolcada por los servicios de Salvamento Marítimo hasta el puerto de Alicante, donde desembarcaron los once tripulantes que viajaban en la pequeña barca de motor. Y con alguna excepción, como la de un tripulante de 63 años, el perfil de los inmigrantes que llegan por esta vía se repite: son varones de entre 20 y 30 años de origen argelino. Y en algún caso, repiten el intento, como aseguró uno de los jóvenes que viajaba en la última patera y que afirmó que era su segundo intento de entrar en España mediante patera, tras ser capturado previamente en aguas de Málaga.

La llegada de pateras a la Comunidad Valenciana también ha servido de arma arrojadiza a nivel político. Cada vez que una embarcación con inmigrantes alcanza la costa valenciana, el Consell critica la política de vigilancia del Gobierno en materia de inmigración y asegura que el sistema de vigilancia instalado en distintos puntos de la costa alicantina (SIVE) es un fracaso.

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