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Reportaje:

Aprobados con un 4

La Politécnica permite superar asignaturas suspendidas - Penaliza el absentismo - Los exámenes de septiembre se trasladan a julio

Ignacio Zafra

Las universidades construyen mitos con los que luego tienen que convivir. El de la Politécnica de Valencia ha sido durante décadas el nivel de exigencia. Una combinación de la complejidad de las carreras técnicas y del orgullo con el que algunos profesores suspenden a 80 alumnos en una clase de 100. La universidad presentó ayer su nueva normativa de progreso y permanencia en las carreras adaptadas a Bolonia, que contiene algunos elementos revolucionarios.

El primero: los estudiantes podrán aprobar asignaturas con un 4 siempre que ese suspenso quede compensado con la media del resto de materias del curso. Para los alumnos de primero, bastará con que ese promedio dé un 5. Para los de los cursos posteriores, la media deberá llegar al menos hasta el 6.

El curso empezará en septiembre en vez de en octubre
Los cambios buscan adaptar la universidad al modelo Bolonia

El segundo: los exámenes de septiembre desaparecen. Se trasladan a julio, igual que el proceso de matrícula, para armonizarlo con la mayoría de universidades europeas y evitar los quebraderos de cabeza de los estudiantes que salen de Erasmus y ven cómo las clases en su facultad de acogida empiezan mientras ellos permanecen en Valencia para examinarse de la segunda convocatoria. El curso en la Politécnica arrancará a principios de septiembre, en lugar de más bien en octubre.

Y el tercero: los alumnos que no asistan a clase sin tener una causa que lo justifique (trabajar, estar enfermos, cuidar de un dependiente, ser deportistas de alto nivel...) serán borrados de la asignatura. Su matrícula será anulada tras un proceso que resolverá una comisión académica.

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Los cambios incluyen la obligación del alumno de aprobar 12 créditos en primer curso (de lo contrario será expulsado). La exigencia de haber superado entre 48 y 60 créditos (el número lo decidirá cada centro) también en primero para poder matricularse de asignaturas de segundo. Y la necesidad, durante el resto de la carrera, de aprobar la mitad de los créditos de los que se ha matriculado.

Las nuevas normas recibieron críticas ayer mismo: por demasiado blandas y por demasiado duras. Miguel Fernández Prada, vicerrector de Estudios y Convergencia Europea, pidió que se observaran en su conjunto teniendo en cuenta los objetivos que persiguen: adaptar la universidad a la docencia más participativa y a la adquisición de competencias (por encima del concepto de asignatura) que establece el Espacio Europeo de Educación Superior, y reducir un absentismo "muy alto".

Las novedades no solucionan el problema del profesor pagado por suspender al 80% de la clase. Pero van en la misma línea, comenta Prada, y ese asunto también se abordará: "Les vamos a decir que o lo corrigen, o de la docencia se encargará otra persona".

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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