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Columna
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Autogobierno y regeneración democrática

Dice un buen amigo mío que los grandes partidos estatales, el PP y el PSOE, que hemos heredado del siglo XX definen una nueva clase opresora del pueblo, una nueva aristocracia. Y no le falta parte de razón. Por poner un ejemplo, Zapatero ya ha mandado a tierras valencianas varios candidatos cuneros a los que luego les hace ministros como premio de consolación. Y como no sienten la camiseta, si es que alguna vez se la pusieron, ha alimentado sin remedio a una bestia que se llama PP de la Comunidad Valenciana. No ha habido elección en los últimos quince años en la que el PP no haya sangrado al PSOE mediante suculentas transferencias de voto.

El PP, ante un PSOE que nos niega el pan y la sal, que nos deja en el último lugar de España con el nuevo sistema de financiación para amargarnos más la existencia, lo ha tenido muy fácil colocando a Valencia en el mapa. El orgullo de ser valenciano entendido de una manera diferente a la mía pero que entiende y alegra la vida a mi hornero y su familia. Aquí en poco tiempo han venido los coches de Alonso, el Papa, las motos y si al Bigotes le dejan tres cuartos de hora más suelto, hasta los Grammy Latinos. Esos por los que pedía cobrar 18 millones de euros y que costaban en realidad 4 más hoteles y desplazamientos.

Camps ha faltado a la verdad en 126 ocasiones ante las Cortes, símbolo de la soberanía popular

Pero este éxito permanente fundamentado en la juerga llamada con el neologismo evento ha emborrachado a unos dirigentes populares que tenían tanto de provinciano como para encargar sus trajes en Madrid o esconder un reloj por caro, con lo que gusta en Valencia bufar en caldo gelat. Y estoy convencido de que antes de las próximas elecciones autonómicas, que no sea esta próxima semana, la otra trama, la que mueve los hilos dentro de casa y se disputó con Zaplana el control del corral para dejar la riqueza que genera la Administración autonómica en nuestra tierra, ofrecerá alguna cabeza políticamente hablando para entretenernos. Pero, ahora más que nunca, las queremos todas. Que no se salve ni uno de los estrategas, que con trampas de toda clase han estafado a los valencianos y valencianas en los últimos años. Todos son cómplices y culpables.

Porque desde el debate de política general de 2008, hace justo un año, han pasado muchas cosas, y pocas buenas. El Gobierno de la Generalitat no ha hecho bien los deberes, pero lo más preocupante, lo que hace que salten todas las alarmas, ha sido que el presidente de la Generalitat desde hace meses ni sepa ni responda o que mienta cuando habla.

Contador en mano, el presidente Camps ha faltado a la verdad en 126 ocasiones ante las Cortes, símbolo de la soberanía del pueblo valenciano. Esto no es una afirmación gratuita: el auto 60/09 del Tribunal Superior de Justicia acredita que el presidente de la Generalitat mintió en las Cortes Valencianas. El presidente recibió trajes-regalos, todo y que a criterio de dos de los tres magistrados de la Sala, este hecho no es relevante a efectos penales. En la sesión de control del 5 de marzo 2009 se lo pregunté solemnemente y contestó con un no rotundo que quedó reflejado en el diario de sesiones como testimonio histórico.

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Nos encontramos pues en un caso gravísimo, que afecta a la credibilidad y honorabilidad del presidente y que por extensión afecta a la dignidad de la Generalitat. Había pues un motivo para la reprobación al presidente de la Generalitat, que, desafortunadamente, el PP siguiendo su política sectaria evitó en las Cortes. El PP perjudica nuestro autogobierno. El PP daña las posibilidades de nuestra tierra, el PP vulnera la democracia y el Estado de derecho.

Así las cosas, los ciudadanos perciben que los partidos se vienen deteriorando desde hace veinte años, desde el 1989 de Filesa, y lo perciben desde la Administración local a la estatal. Y por otra parte, que los partidos en ese entorno europeo en los que se miraban como paradigma están igualmente corruptos, con Berlusconi a la cabeza. Por tanto, los ciudadanos acaban por considerar que nadie puede hacer nada por ellos frente a la crisis económica.

Desde el Bloc proponemos la creación de un espacio valenciano de progreso fundamentado en una trayectoria de principios, de honestidad ideológica y de lealtad al País Valencià, lo que constituye nuestro activo más importante frente a los corruptos y sucursalistas. Un proyecto en el que tienen cabida todas aquellas personas que piensan que hay otra manera de buscar soluciones a los problemas diseñando de abajo hacia arriba la política. Partiendo de nuestra realidad.

Creo que ha llegado la hora de regenerar la política valenciana y nos ofrecemos para ello. Y estamos dispuestos a crecer junto con todos los que quieran construir un país más justo socialmente y más libre en todos los sentidos. Nuestro país, del que nos sentimos orgullosos a pesar de los desprecios de Zapatero y el desprestigio de un PP al que le vamos a quitar la careta. Un proyecto abierto y generoso para plantar cara a esta aristocracia opresora de la que les hablaba al principio, la de quienes no tienen soluciones y sólo nos generan problemas. Para sentirnos más valencianos, más libres y con más futuro que nunca.

Enric Morera es secretario general del Bloc y diputado en las Cortes Valencianas.

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