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Blasco recibe en su despacho de Sanidad a un empresario al que otorgó contratos

La firma de Tauroni ha obtenido diversas adjudicaciones de la Administración autonómica

El consejero de Sanidad, Rafael Blasco recibió el pasado 14 de septiembre en su despacho a un viejo conocido. César Augusto Tauroni, administrador único de General de Comunicaciones y Servicios (GCS) -una firma que obtuvo polémicas adjudicaciones durante la etapa en la que Blasco dirigió el departamento de Bienestar Social-, visitó al consejero en sus dependencias de la séptima planta de la sede de Sanidad semanas antes de la crisis abierta en el área de informática debido a las diferencias de criterio en la adjudicación de un contrato de tres millones de euros.

Tauroni, que acudió con una tercera persona sin identificar, evitó pasar por el servicio de registro, en el que se toman los datos de las visitas que acceden a la sede de la Agencia Valenciana de Salud, y hacia las 19.00 subió directamente a la última planta del edificio situado en la calle de Micer Mascó de Valencia, reservada para el consejero y su más estrecho círculo de asesores.

Tauroni es una persona muy cercana al entorno familiar más próximo de Rafael Blasco. Ha estado especialmente ligado a Bernardo Blasco, hermano del consejero, con quien coincidió como administrador solidario en la fundación de la empresa Grupo Apelcine, SL, en 1997, una firma cuya actividad abarca tanto el comercio al por mayor de frutas y verduras, como la construcción de edificios y la promoción inmobiliaria de viviendas.

Pero no es ésta la única relación que les une. Tanto Bernardo Blasco como Tauroni ocuparon cargos de responsabilidad en Unión Valenciana en Alzira: el primero fue vicepresidente y el segundo presidente del Consell Local de Alzira. Y ambos salieron por la puerta falsa del partido. Tauroni llegó a ser expulsado por intentar crear otra formación (Iniciativa de Progreso de la Comunidad Valenciana) en la capital de La Ribera, en una operación auspiciada por el Partido Socialista Independiente (PSI), una formación impulsada por el entorno del propio Rafael Blasco.

El nombre de Tauroni saltó a las páginas de los periódicos no por Apelcine, sino por otra empresa de la que es administrador único: General de Comunicación y Servicios (GCS). Bienestar Social, con Blasco al frente, adjudicó en 2001 a GCS a través de una tramitación "urgente anticipada" el concurso de servicio de atención del programa teléfono de asistencia a los mayores por 99.716 euros. Eulen, otra de las candidatas, denunció que el concurso fue "una ficción". CGS obtuvo también, junto a la empresa Tissat, un concurso para el mantenimiento de aplicaciones informáticas de Bienestar Social en noviembre de 2002 por 382.060 euros, además de obtener otros contratos con diversas consejerías, por ejemplo, Sanidad, por 123.207 euros en 2001.

GCS fue también adjudicataria del Hospital General de Valencia mientras su gerente era el sobrino del consejero, Sergio Blasco, quien sigue en el cargo.

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Tensión con Rambla

La reaparición en escena de César Augusto Tauroni, debido a su entrevista con el consejero de Sanidad, Rafael Blasco, se produjo semanas antes de que estallara una crisis en el área de informática de la consejería cuyas heridas tardarán tiempo en cicatrizar. Una crisis que ha llegado a tensar las relaciones entre Blasco y su antecesor en el cargo, Vicente Rambla.

Blasco se enfrentó a sus técnicos al no aceptar la consejería una primera evaluación sobre los aspirantes a un concurso para la gestión de la base de datos de Sanidad por tres millones de euros. Encargó un informe externo a una consultora privada -que resultó ser una empresa desconocida en el sector- y provocó con ello la salida del jefe de informática, Alfonso Jiménez.

Ante el cariz que tomaron los hechos, Blasco reculó, encargó un nuevo informe y forzó la vuelta a su puesto de Jiménez, que es hermano del director general de Recursos Económicos, Eloy Jiménez, uno de los colaboradores más próximos a Rambla cuando estuvo en la consejería.

Pese a la aparente vuelta a la situación inicial, la tensión entre el equipo directivo de Sanidad -elegido por Rambla- y Blasco, no sólo no ha cejado, sino que el malestar entre los dos consejeros incluso se hizo evidente en el mismo plenario del Consell.

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