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La CAM afronta su semana más decisiva

Caja Mediterráneo (CAM) se encuentra entre la espada y la pared. La caja de ahorros alicantina se enfrenta esta semana a los días más complicados y decisivos de su historia, ya que tendrá que lograr un pacto que selle la paz, al menos de momento, con los tres socios con los que pactó en mayo pasado una fusión (Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura) o lograr, si esta primera opción fracasa, que alguna otra entidad financiera del país acepte integrarla. Con ello esquivaría una posible intervención del Banco de España que nadie desea y en la que no parece haber beneficiarios.

El Banco Base, nombre de la entidad resultante de la fusión en la que participa la CAM, se reúne hoy poco antes de entregarle al Banco de España la estrategia elegida para cumplir los nuevos requisitos de capital. Pese a las discrepancias, el Banco Base opta por acudir a las ayudas del FROB. El mayor desacuerdo entre los socios y el que pone en jaque la fusión es la pretensión de Cajastur de reducir el peso de la CAM en la fusión del 40% pactado inicialmente a un 27%, esgrimiendo que sus datos económicos son peores que los previstos. La CAM, mientras, niega la mayor, defiende a capa y espada la participación pactada y acusa a Cajastur de querer sacar ventaja en el último momento de una situación que ya era conocida.

Pero más decisiva que la reunión de hoy son las asambleas generales convocadas el miércoles por las cuatro cajas de ahorros para ratificar definitivamente las fusiones. De mantenerse el desacuerdo entre los dos grandes socios, los máximos órganos de las cajas podrían tumbar una fusión que desde el primer momento tuvo tensiones y diferencias.

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