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Columna
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Camps, a la siciliana

Después de deambular nueve meses como un boxeador sonado, Francisco Camps ha optado por la defensa siciliana, apertura de gran prestigio entre los jugadores de ajedrez y los expertos en política. Le coge a contrapié. De hecho, la idea no es suya. Se la han impuesto para evitar males mayores. "Si no es capaz de controlar el cotarro, que venga el profesional", se han dicho en Génova y han permitido que cobre un nuevo protagonismo Rafael Blasco Castany, Rafa para los que le valoran, el señor Lobo para los que le comparan con el personaje que soluciona problemas que interpreta Harvey Keitel en Pulp Fiction. Del maoísmo al PP, pasando por el PSOE y el blaverismo, Blasco es un personaje clave en la historia política valenciana de los últimos treinta años.

La pasada semana, Camps renovó su defensa con nuevos peones en el tablero: Antonio Clemente, secretario general; José Císcar, vicesecretario general; y Alberto Fabra, coordinador general. Como diría Borges, tres desconocidos vistos por la espalda. La semana anterior tuvo que sacrificar a Ric Costa, la dama, por seguir con el símil ajedrecista. Junto a ellos colocó a dos piezas clave, primero al susodicho Blasco Castany: portavoz parlamentario del PP, ¡sin salir del Gobierno!, algo que a un político formado en el "marxismo-leninismo, pensamiento Mao Zedong, admitiendo a Stalin y Dimitrov" (¡uf!)... le importa una higa. Y luego, designando al democristiano Juan Cotino como coordinador entre Consell y partido.

Un primer análisis podría hacer pensar que, por su posición ideológica, Cotino asumiría el papel del alfil, el obispo que, en la representación cristiana del ajedrez, iba al frente de un ejército a la guerra. Para nada, Cotino es la torre, evidentemente levantada por Sedesa, la empresa de su familia, que también aparece en el sumario del caso Gürtel. Blasco se queda no sólo con la posición del caballo (des-bocado, que para algo es portavoz) sino también con la del alfil, que antes de ser obispo en el ajedrez fue el elefante: alfil es marfil en árabe. Blasco asume también este papel, que en la defensa siciliana se corresponde con la vigilancia del fiancheto (el pequeño flanco), es decir las hostias (con perdón) que le van a venir de los barones de su propio partido, il patrone Fabra, il condottieri Rus, il capitano Ripoll. Y es que Fraga ya dijo el domingo que no sabe si Camps repetirá como candidato del PP, "porque, no en vano, ha habido trajes arriba y trajes abajo, se ha trajinado demasiado".

Esta semana se ha confirmado que la tasa de paro valenciana es cuatro puntos superior a la media española. Mientras tanto, Francisco Camps sigue, literalmente, perdido. No sólo ha estado ausente de la gran cumbre del AVE Cantábrico-Mediterráneo, sino que hace como que juega al ajedrez, mientras otros mueven las fichas, sin que ni propios ni extraños sepan hacia dónde va.

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