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Castellón aporta 1.335 casos al censo de desaparecidos de Garzón

El Grup per la Recerca de la Memòria anuncia que se personará en la causa

María Fabra

Ejecutados en Castellón. Víctimas de Morella, Vinaròs, Vila-real, Burriana y Segorbe. Castellonenses fallecidos en Teruel, Barcelona, Castilla-La Mancha y Castilla-León. Aprisionados y muertos en hospitales. Asesinados y ejecutados tras ser acusados de pertenecer a la guerrilla antifranquista. Éstos son los grupos en los que se ha dividido el listado confeccionado por el Grup per la Recerca de la Memòria Històrica de Castellón, con el que aporta 1.335 casos al censo de fusilados, desaparecidos y enterrados en fosas comunes que está confeccionando el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón. Juan Luis Porcar, como integrante del Grup per la Recerca, apuntó ayer que existen dos tipos de desaparecidos: los que fueron asesinados en cunetas y enterrados en fosas en el campo sin registro alguno y los desaparecidos para la sociedad y la historia, fusilados, ejecutados y asesinados a palizas que sólo figuran en los registros de los cementerios. Otra de las integrantes del colectivo, Maribel Peris, explicó a los familiares que ayer acudieron al acto convocado por el Grup que tienen prevista personarse en la causa, tal como anunció. Mañana concluye el plazo otorgado por Garzón para aportar información sobre los desaparecidos.

En el listado se encuentra Pedro Solsona, fusilado a las seis de la mañana del 7 de octubre de 1947 (ocho años después de que finalizara la guerra civil) en la carretera vieja de Vilafamés a La Barona, "en el bancal que hay en la segunda curva", tal como le han contado a Antoni, su hijo, quien entonces sólo tenía 8 meses. Según sabe ahora, el 4 de octubre, Pedro se encontraba labrando, en una zona cercana al Mas de Monzó, en el término municipal de Vistabella. Bajo las órdenes del teniente Lobo, se presentó la Guardia Civil y lo detuvo, tanto a él como a otro vecino del Mas, conocido como tío Manolo. Según ha podido averiguar, ambos pasaron dos días en la caserna de Vistabella.

El día 7, a las 5 de la madrugada, los metieron en un camión. Debieron tardar una hora en llegar a aquella segunda curva de la carretera de Vilafamés porque fue a esa hora cuando un pastor y su hijo oyeron unos disparos que les alertaron. Ambos se acercaron, vieron los dos cadáveres y huyeron atemorizados. Pero comentaron lo ocurrido y el relato llegó hasta oídos de su familia. Un mes después, la Guardia Civil requirió a la esposa de Pedro y madre de Antoni para que se presentara en el cuartel. Allí le dijeron: "Pase y siéntese en esa silla. Su marido está muerto. Lo hemos matado por colaborar con la guerrilla. Eso es todo, ya se puede marchar". Antoni cuenta esta notificación con especial desolación, por las formas y por el miedo que invadió a su madre, pese a que "esperaba lo peor porque había oído rumores". Así se lo contó a un paseante que encontró hace apenas 20 años en el pantano de María Cristina, con el que entabló una larga conversación. "Yo soy el hijo del pastor", le contestó ante la estupefacción de ambos. Y le aportó algún detalle más que le llevó a averiguar que otro hombre había visto cómo recogían los cadáveres para transportarlos al cementerio de Vilafamés. Allí, en algún lugar, están los restos de su padre.

Pese a la ley de la memoria histórica y de iniciativas como la de Garzón aún hay familiares de víctimas que prefieren hablar tras el anonimato de unas iniciales. R.F.M. ha conseguido averiguar, pese a los recelos de su familia, que su bisabuelo fue fusilado el 24 de enero de 1940, junto a otras 24 personas de Alcalà. "Era jornalero" Su nombre figura en el registro del cementerio de Castellón "pero no sabemos dónde fue enterrado", añade. En este tiempo también ha logrado saber que los restos del hermano de su abuela fueron a parar al osario de Deusto. El año pasado logró el certificado de defunción a través del que averiguó que fue herido en el frente y trasladado al "campo de concentración/hospital" de aquella localidad. Murió de gangrena.

Los 1.335 desaparecidos

- 1.039. Ejecutados y enterrados en las fosas comunes de Castellón, Morella, Vinaròs, Vila-real, Burriana y Segorbe.

- 190. Aprisionados y muertos por enfermedades o palizas en cárceles y hospitales.

- 46. Castellonenses ejecutados en Teruel, Barcelona, Castilla-La Mancha y Castilla-León

- 60. Asesinados acusados de pertenecer a la guerrilla y enterrados en fosas no localizadas.

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