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Castellón exige a Camps tener su propio Calatrava

Todos los grupos reclaman el Centro de Convenciones

María Fabra

Son contadas las ocasiones en las que el PP y el PSPV encuentran un punto de consenso. El pleno del Ayuntamiento de Castellón vivió ayer una de ellas con un acuerdo que también contó con el apoyo del Bloc.

No importan los costes, ni los sobrecostes, ni si el continente es realmente necesario en la situación actual o si será rentable. Castellón quiere su Calatrava y así se lo exigió ayer a la Generalitat valenciana. Porque lo prometido es deuda.

El Ayuntamiento en pleno aprobó una declaración institucional en la que "exige saber cuándo se asumirá la construcción del Centro de Convenciones, cómo se financiará y cuándo podrá ponerse al servicio de Castellón". Por segunda vez, en el mismo texto, "exige" a la Administración autonómica que establezca un calendario de ejecución de las obras del edificio diseñado por el arquitecto Santiago Calatrava. Ese calendario debe incluir, tal como señala el texto aprobado, la "mención expresa del plazo de finalización de la infraestructura". Además, debe concretar la financiación con "detalle preciso de las anualidades consignadas en los presupuestos de la Generalitat de 2011 y años siguientes para garantizar la construcción de la infraestructura y ponerla al servicio de Castellón".

El Ayuntamiento quiere saber cuándo se iniciarán las obras y cómo se pagarán

La declaración, presentada y aprobada a instancias del Grupo Socialista municipal, recuerda cómo, en 2007, el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y el alcalde de Castellón, Alberto Fabra, firmaron un protocolo de intenciones que comprometía a Santiago Calatrava a diseñar "un edificio público de referencia" destinado a la promoción comercial de la ciudad. Entonces, se determinó que el inmueble ocuparía una superficie de 40.000 metros cuadrados en un solar de 80.000, ubicado en la zona oeste de la ciudad, entre un PAI que luego fue anulado por los tribunales.

El arquitecto visitó Castellón en diciembre de 2007 y en mayo de 2008. En su primera visita dijo no saber cómo iba a ser el edificio pero dibujó, en un papel en blanco sobre un atril, una mujer sentada, apoyada en un árbol, con una paloma en las manos y un mar, con dos barcos, de fondo.

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Al año siguiente, el arquitecto ya enseñó la maqueta y definió su diseño como su "primer proyecto del siglo XXI". A los pies de una torre de más de 150 metros de altura dispuso dos grandes salas de convenciones y exposiciones situadas sobre láminas de agua y una gran zona verde.

Este año ya se supo que, antes de empezar, el proyecto del Centro de Convenciones costará, como mínimo, 100 millones de euros, lo que supone, ya, un sobrecoste de 40 millones sobre el anteproyecto presentado públicamente en 2008. Pero eso no ha sido óbice para que el PP mantuviera su idea y el PSPV la reclamara.

La declaración institucional aprobada ayer recalca que "el coste íntegro del proyecto correrá a cargo de la Generalitat valenciana al ser considerado un edificio de referencia para toda la Comunidad". Y justifica la exigencia al Consell en el "afán" del Ayuntamiento de reivindicar "con fuerza las mejores infraestructuras para Castellón" como lo es un edificio que "debe convertirse en un icono arquitectónico del Castellón del siglo XXI".

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