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Reportaje:

Cine desde el dolor y contra el olvido

Un documental cuenta la tragedia de los afectados por el accidente del Metro

Pedro Edo, de 58 años, ha acudido con su mujer a una sesión de cine. A simple vista, una forma de distraerse para olvidar la tragedia personal que vive desde el 3 de julio de 2006, cuando perdió a su hija Laura, que entonces contaba 26 años. Pero la realidad es muy diferente. Pedro ha ido al cine con una camiseta en la que se puede leer 43 muertos, 47 heridos, 0 responsables y es uno de los miembros de la Asociación de Víctimas del Metro 3 de Julio, la plataforma cívica que intenta que se haga justicia sobre el accidente de la línea 1 del metro de Valencia que segó la vida de su hija.

Pedro Edo era uno de los más de un centenar de espectadores que se agolpaban ayer en el salón de actos del Colegio Mayor Rector Peset para asistir al estreno del documental Después de las ausencias, dirigido por Nacho Sirera y producido por Los Docus de la Tormenta. En él, Pedro participa dando testimonio de su dolor y de su experiencia, de cómo, aquel fatídico día en que perdió a su hija, no supo, hasta pasadas las 11 de la noche, que no la volvería a ver nunca. "Lo que pretende Nacho en el documental es plasmar lo que vivimos todos los familiares de las víctimas", cuenta mientras en su voz se percibe la emoción de quien puede arrancar a llorar en cualquier momento, de quien ha llorado tanto que las lágrimas nunca podrán restituir el daño sufrido.

El filme es "una historia de gente que quiere despedir en paz a los suyos"

Nacho Sirera rodó las más de 100 horas de material bruto de Después de las ausencias entre septiembre de 2006 y diciembre de 2007. Fue una tarea muy complicada porque "trabajar con el dolor de la gente y que lo asuman como propio es algo que acaba tocándote", dice este productor de cortometrajes y director de documentales que intentó acercarse a las historias personales de los afectados por el accidente y a su lucha posterior desde una mirada comprometida, pero sin olvidar su carácter de obra cinematográfica. Para contar "historias de personas que quieren despedir en paz a los suyos", como define su trabajo. Y, para ello, realizó esta película de 52 minutos que espera que, al menos, sirva "para el quehacer diario de los afectados". El filme no ha recibido ayuda institucional de ningún tipo y se venderá, a partir de esta semana, en algunas librerías y a también través de la dirección de correo electrónico despuesdelasausencias@gmail.com.

En el trasfondo de Después de las ausencias, como en el ambiente de la sala en la que se estrenó ayer el filme, está la lucha contra el olvido. El esfuerzo diario de unas personas que siguen esperando que Camps les reciba, les "diga algo", les "resuelva las dudas que hay, investigue de verdad" y les diga "qué pasó exactamente", como dice Edo. Una tarea titánica que tiene, desde ayer, un instrumento de sensibilización social más, gracias al trabajo de Nacho Sirera en su documental.

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