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El Consell ahoga a las librerías al no pagar el cheque del bono-libro

Educación adeuda al sector un total de 14 millones por la subvención

Suma y sigue. El impago del Consell y los retrasos en el abono de las facturas afecta a un nuevo colectivo: librerías, papelerías y distribuidores, a los que hay que sumar el malestar de los farmacéuticos, los abogados del turno de oficio, las empresas que prestan servicio a los juzgados de menores, los dependientes, los músicos y de cualquier proveedor que tenga como cliente a la Administración valenciana.

La Consejería de Educación publicita y lanza cada año el bono-libro para todos los escolares valencianos. Un cheque de 105 euros por alumno con el que los padres adquieren los libros en el inicio del curso escolar. El presupuesto global de esta partida son 14 millones de euros para todos los alumnos valencianos escolarizados. La fórmula para adquirir los libros es amplia: librerías tradicionales, papelerías, distribuidoras que abastecen a las Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (AMPA) o grandes superficies o cadenas.

Linde: "Son deudas importantes para negocios pequeños y en crisis"

Pero este año ninguno de ellos ha cobrado, y hace más de dos meses que vendieron los libros. "Ni contestan, ni dan una fecha para poder cobrar", se lamentó ayer Gloria Mañas, presidenta del Gremio de Libreros de Valencia. Este colectivo, que cuenta con más de 80 asociados en esa provincia, remitió el pasado 20 de octubre una carta, presentada en registro de la consejería, a la atención de Rafael Carbonell, director general de Ordenación y Centros Docentes, en la que muestran el "malestar" de los comerciantes por el "perjuicio económico" que el retraso del pago del bono-libro les está provocando.

Pero no hay respuesta oficial, ni fecha de pago. "Dicen que no hay liquidez y que pagarán cuando puedan", criticó Mañas, a quien le deben unos 20.000 euros de su librería en Paiporta. La próxima semana este colectivo tiene previsto ofrecer una rueda de prensa en Valencia con el apoyo de los editores y distribuidores, para explicar la situación, ya que el problema les afecta a todos. Muchos de estos libreros admiten que se están viendo obligados a pedir un crédito bancario, con sus correspondientes intereses, para poder pagar las facturas a las editoriales y distribuidoras.

Fuentes de la Consejería de Educación reconocieron ayer este problema y aseguraron que es "una prioridad" pagar esta deuda y que se hará "tan pronto como sea posible".

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Fernando Linde, de la librería 80 Mundos en Alicante y presidente del recién constituido Gremio de Libreros Independientes de las Comarcas de Alicante, con más de 20 socios, avanzó que algunos de los comerciantes afectados por los impagos "quieren exigir que los intereses de los préstamos los pague la consejería, como responsable de esta demora".

El problema principal es que la deuda, que puede oscilar entre los 80.000 y los 3.000 euros, supone la "asfixia económica" de cualquier pequeño comercio. Por ejemplo, a sendas librerías de Dénia y Orihuela se les deben 40.000 euros; en otros establecimientos la cantidad es menor, pero son "cifras muy importantes para negocios pequeños, y que estamos soportando una crisis endémica", lamentó Fernando Linde. "La situación es maquiavélica, los alumnos tienen los libros, las madres y padres se han beneficiado del descuento y ahora son los libreros los que pagamos el pato, es injusto", agregó Mañas.

La familia de Cristina Cuenca regenta en Alicante tres librerías: "Es una vergüenza lo que está pasando, somos negocios familiares que si no cobramos pronto estas facturas tendremos que cerrar". En su caso la deuda es de 12.000, 8.000 y 3.000 euros en cada uno de sus establecimientos. Además de esta demora en el cobro, el colectivo recuerda que afronta otros problemas como son la competencia de las grandes superficies y cadenas comerciales, de los distribuidores que directamente ofrecen los libros de texto a las AMPA y la crisis general del sector del libro, con poco margen de beneficio y cada vez más títulos en las estanterías.

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