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El Consell no descarta un rescate del Banco de Valencia por el FROB

El Banco de España decidirá el capital que necesita la entidad

Los problemas de capitalización del Banco de Valencia forzaron ayer a la Comisión Nacional del Mercado de Valores a suspender la cotización de la entidad en bolsa minutos antes de la apertura de los mercados. En ese contexto, Enrique Verdeguer, consejero de Economía, apuntó en los pasillos de las Cortes: "Se contemplan diversas salidas para tratar de dar estabilidad [al Banco de Valencia] por el bien de los depositantes, inversores e impositores". El consejero, que también es presidente del Instituto Valenciano de Finanzas, aseguró estar "en permanente contacto tanto con Bankia como con el Banco de España para tratar de dar una solución lo más apropiada posible" a los problemas de solvencia que atraviesa el Banco de Valencia "ya sea vía FROB o mediante la incorporación de alguna otra entidad privada".

Banco de Valencia consolidaba sus necesidades de capital con Bankia
Las acciones llegaron a intercambiarse por encima de 40 euros
Varias fuentes califican como "personalísima" la gestión de Parra
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El calibre de la posible entrada del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria en el capital del Banco de Valencia estará en relación directa a las necesidades de capital que la entidad asume pero evita cifrar.

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La misma posibilidad barajan fuentes del Banco Financiero y de Ahorros (BFA), matriz de Bankia. BFA controla un 27,5% del Banco de Valencia en virtud de su participación del 70% en Bancaja Inversiones, sociedad titular del 38% del banco valenciano. Fuentes de BFA señalaron a primera hora de la mañana que la inversión de la matriz de Bankia en la entidad valenciana "es puramente financiera, sin funciones ejecutivas". Una declaración que apunta una clara intención de escurrir el bulto en torno a los problemas de gestión que pueda sufrir la entidad participada.

El Banco de Valencia remitió un hecho relevante a la Comisión Nacional del Mercado de Valores minutos después de las tres de la tarde. La nota explica que la entidad es objeto de una "inspección ordinaria" por parte del Banco de España y apunta: "No siendo posible determinar en estos momentos las necesidades de recapitalización y saneamiento requeridas como resultado de dicha inspección".

La última junta general del Banco de Valencia autorizó al Consejo a aumentar el capital social de la entidad en 60 millones de euros, pero la propia comunicación a la CNMV concede que esa cifra "pudiera no cubrir las necesidades de capital de Banco de Valencia, lo que llevaría a tener que adoptar acuerdos adicionales para cubrir dichos desfases".La Comisión Nacional del Mercado de Valores asumió como buena la nota del Banco de Valencia y permitió que sus acciones volvieran a cotizar a partir de las cuatro de la tarde. El reconocimiento explícito de las necesidades de capital por parte de la entidad no fue bien recibido por los inversores. En apenas una hora, la acción del Banco de Valencia perdió algo más del 8% de su valor. Al cierre de las bolsas, el valor de mercado del Banco de Valencia era de 394 millones de euros.

Los problemas de solvencia de la entidad no son nuevos, hace 10 meses, el Banco de España apuntó que el Banco de Valencia debía reforzar su solvencia para alcanzar un core capital (capital ponderado por riesgo) del 8%. Desde entonces, la entidad ha salvado los requerimientos del regulador porque sus necesidades de capital se consolidaban con el conjunto del grupo controlado por el Banco Financiero y de Ahorros (BFA), la matriz de Bankia.

Las cosas parecen haber cambiado. El tiempo dirá si la nueva consideración del Banco de Valencia como entidad singular corresponde a un cambio de criterio del regulador o a la intención de Bankia de vender la entidad valenciana.

Pero lo cierto es que los problemas de falta de capital del Banco de Valencia afloran después de una serie de movimientos en el seno del consejo de administración entre los que destacan la salida de su presidente José Luis Olivas, días después de la renuncia de su consejero delegado Domingo Parra, quien ocupaba el cargo desde el otoño de 1994.

El 7 de octubre, la entidad nombró consejero delegado a Aurelio Izquierdo, número dos de Bancaja con José Luis Olivas y número tres de Bankia hasta días antes.

Tres semanas después, el 28 de octubre, fue el propio Olivas quien presentó su dimisión como presidente del Banco de Valencia. El vicepresidente de Bankia alegó algún tipo de incompatibilidad por su doble condición que sugería algún movimiento corporativo, pero Rodrigo Rato no fue previamente informado de su decisión.

Aurelio Izquierdo se convirtió entonces en representante de Bancaja en la entidad y asumió las competencias de presidente ejecutivo.

El 2 de noviembre, José Luis Quesada, presidente de Pavasal, dejaba también el consejo del Banco de Valencia alegando razones de edad.

La sucesión de movimientos en el consejo de administración despierta la susceptibilidad de una fuente vinculada al sector financiero: "No debían estar muy cómodos donde estaban".

Varias fuentes coinciden al señalar que Domingo Parra quería dejar el cargo de consejero delegado del Banco de Valencia desde meses antes. Responsable ejecutivo de la entidad durante los últimos 17 años, Parra desarrolló una gestión calificada como "personalísima" por varias fuentes consultadas.

Se atribuyen directamente a Parra varias decisiones polémicas adoptadas por la entidad, desde la concesión de un aval a Jaume Matas, expresidente de Baleares, para que pudiera pagar una fianza, hasta la decisión de participar en la financiación del Grupo Polaris, una promotora e inmobiliaria de Murcia cuya quiebra provocó un oneroso quebranto a varias entidades financieras.

El Banco de Valencia vivió unos años de esplendor aupado en la ola del ladrillo. La cotización en Bolsa crecía año tras año. Las acciones llegaron a intercambiarse por encima de los 40 euros. "El Banco de Valencia llegó a valer más que Bankinter", recuerda ahora un agente de Bolsa.

Pero el estallido de la burbuja inmobiliaria ha provocado una caída estrepitosa. Las agencias de calificación de riesgos Moody's y, unos días después, Fitch, coincidían en reducir la deuda del Banco de Valencia a la altura de los bonos basura.

Vicente Boluda, presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios, comentaba ayer en una entrevista concedida al diario digital Valencia Plaza: "No me gustaría ver al Banco de Valencia en manos no valencianas". Pero las circunstancias financieras parecen empeñadas en frustrar los deseos del poderoso empresario.

La última joya

Las dos grandes cajas valencianas han perdido sus señas de identidad. Bancaja fue obligada a fusionarse con Caja Madrid en junio de 2010 para crear Bankia después de tantear alguna absorción que nunca cuajó. La Caja del Mediterráneo (CAM) fue intervenida por el Banco de España en julio pasado tras varios intentos fallidos de fusión.

El Banco de Valencia, considerado durante años como la joya de la corona de Bancaja, ha sufrido el mismo hartazgo que las dos grandes cajas por su elevada exposición al riesgo inmobiliario.

Los problemas de solvencia del Banco de Valencia no son nuevos. En enero pasado el Banco de España alertó sobre la necesidad de reforzar su capital básico.

La consolidación de las cuentas del Banco de Valencia con el conjunto del grupo que controla el Banco Financiero y de Ahorros, ha permitido a la entidad sortear los requerimientos de capital del regulador.

Domingo Parra,consejero delegado del Banco de Valencia desde 1994, cuando Bancaja tomó el 38% de la entidad, dejó el cargo el 4 de octubre.

José Luis Olivas,vicepresidente de Bankia, renunció a la presidencia del Banco de Valencia el 21 de octubre. Rodrigo Rato, presidente de Bankia, no fue informado previamente.

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