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El Consell presiona a la Universitat para suspender una obra de teatro

El montaje critica la actitud de Camps con las víctimas del accidente del metro

Ignacio Zafra

Presidencia de la Generalitat telefoneó a la Universitat de València para pedirle que suspendiera una obra de teatro que aborda el accidente de metro del 3 de julio de 2006, según confirmó ayer el vicerrector de Cultura, Josep Lluís Sirera. Aunque más tarde el rector Esteban Morcillo matizó que el Consell solo transmitió su malestar por el contenido de la obra. A pesar de ello, la institución decidió seguir adelante con la representación, una producción externa llamada Zero Responsables. La obra se estrenó ayer por la tarde en La Nau (la sede histórica de la universidad) y seguirá en cartel hasta mañana, como estaba previsto.

La función aborda el accidente de metro, el más grave en la historia del suburbano español, con 43 muertos y 47 heridos, desde la perspectiva de las "responsabilidades colectivas" ante una tragedia de semejante magnitud, explicó Sirera. El texto está articulado en 14 escenas escritas por otros tantos autores (entre ellos, el propio vicerrector, que participó en el proyecto antes de asumir el cargo) en tonos distintos. En ningún momento aparece el siniestro ni las víctimas. Una decisión que se tomó para evitar causar dolor a los afectados, según declaró durante la presentación de la obra Pedro Montalbán, uno de los participantes en el proyecto.

La escena potencialmente más polémica, y la que probablemente provocó que Presidencia intentase impedir la función, tiene como personajes al jefe del Consell, Francisco Camps, y a su esposa, Isabel Bas. En ella, el Camps ficticio, que está a punto de encontrarse con el Papa, dice frases como: "Las hienas bolcheviques preparan un magnicidio contra mi persona". Y el personaje que representa a su mujer responde: "Tienes una misión, tienes que darle el regalo al Papa, en ello se halla el honor del partido. Eres el último templario, si lo haces cruzarás la delgada línea que separa la cárcel de la Moncloa".

El conjunto de la obra no tiene como línea argumental, sin embargo, al presidente de la Generalitat, señalaron fuentes universitarias. Reflexiona más bien sobre el modo de afrontar las responsabilidades desde un punto de vista cotidiano. Por ejemplo, la pasividad ante la burocracia. O las largas discusiones en torno a un hecho que se quedan en palabras, sin generar ninguna acción al respecto.

Sirera afirmó que no había visto la obra antes del estreno, como no lo hace con el cerca del centenar de espectáculos que se representan cada año en La Nau. En muchos de ellos, como en Zero Responsables, la Universitat no actúa como productora ni como financiadora. Se limita a prestar el espacio (la sala Matilde Salvador) cuando la propuesta cumple unos parámetros de calidad. "Me puede gustar más o menos, pero por encima de ello está la libertad de expresión", añadió Sirera sobre el contenido de las escenas.

Ayer, unas horas antes del estreno, corrió por la Red un texto en el que se afirmaba que el vicerrector de Cultura reunió el martes al cerca de medio centenar personas entre autores, técnicos y actores que han participado en el proyecto para informales de la llamada recibida, y de la decisión adoptada por la universidad. Sirera reconoció que así había ocurrido.

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A partir de ahí, el texto que circuló por Internet interpretaba: "Todos y todas los participantes decidieron continuar adelante pese a que es muy probable que ahora empiecen a caer actores y actrices de repartos ya establecidos, y acciones similares a las que ya nos tiene acostumbrados nuestra amiga y mujer preocupada por el sector Inmaculada Gil Lázaro [directora general de Teatres de la Generalitat]".

En Zero Responsables confluyen, de un lado, la tragedia del metro, que el Consell siempre ha tratado como un asunto espinoso: cuatro años después del accidente el presidente sigue sin reunirse con las víctimas y con los familiares agrupados en la Asociación de Víctimas del Accidente de Metro 3 de Julio. Y del otro, el abierto enfrentamiento entre Gil Lázaro y la consejera de Cultura, Trini Miró, con el sector valenciano de la danza y el teatro, que llevan meses protestando contra los recortes en las partidas públicas, el cambio en la normativa en el Circuit de Teatre, la no renovación de convenios con las salas y lo que consideran una nula disposición al diálogo por parte de los responsables políticos.

La escena que disgusta al presidente

- Camps: "Las hienas bolcheviques preparan un magnicidio contra mi persona. Hace un rato he vuelto a oír la camioneta que me va a llevar al paseíllo. Bajo nuestros pies hay una nueva línea que nace en la Estación y se une al infierno. Mi coche oficial está lleno de escorpiones".

- Isabel Bas: "Tienes una misión, tienes que darle el regalo al Papa, en ello se halla el honor del partido. Eres el último templario, si lo haces cruzarás la delgada línea que separa la cárcel de la Moncloa. Y ahora, Francisco, tómate la pastilla"

- Camps: "Sin Álvaro me siento dormido".

- Narrador: "El presidente accede a regalar al Papa el famoso regalo. El Santo Cáliz, que guarda en una bolsa de Mercadona, no es otro que el libro de accidentes del metro. Isabel recomienda que se lo dé porque si no lo hace le abandonarán las tres: ella, Rita (que le echará del partido) y su madre (sin herencia). Al final, Isabel le da un traje con el que visitar al pontífice, y concluye diciendo: 'Huele raro".

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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