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Reportaje:

El Discóbolo de Mirón consolida el crédito del Marq

El centro mantiene una estrecha colaboración con el British Museum

Dos filas de animados escolares se preparan para acceder al museo a media mañana, aunque el sosiego que reina en el interior parece contagiarlos rápidamente. El público se va distribuyendo por el Museo Arqueológico de Alicante (Marq), en visitas guiadas o individuales. Entre ellos, Ernesto y Carmen, que han llegado expresamente desde Valencia para pasar el día y conocer con sus hijos La belleza del cuerpo. Arte y pensamiento en la Grecia antigua. Vienen "sobre todo a ver el Discóbolo", explican. La escultura de Mirón es el plato fuerte de esta muestra cedida temporalmente por el British Museum de Londres, y de su mano se ha disparado la llegada de público al museo.

El año pasado el Marq recibió 176.969 visitas y al cierre de este, aunque difícil de cifrar, se esperan superar las 200.000. Desde la inauguración de la muestra, el pasado 2 de abril, las visitas mensuales han pasado de entre 8.000 y 14.000 a unas 30.000. Y la animación del museo a media mañana de un día laborable parece confirmar las previsiones. Para los expertos, el centro, galardonado en 2004 con el premio al mejor museo europeo, se ha ganado por mérito propio (presentación y contenido de las muestras) un hueco en el mapa museístico nacional.

"Lo que he visto hasta hora es muy interesante", resalta un visitante
El centro fue distinguido en 2004 como mejor museo de Europa

A escasos metros de Ernesto y Carmen, un grupo de jubilados escucha con mucha atención las explicaciones de su guía y dos salas más allá hacen otro grupo, en este caso procedentes del Proyecto Hombre de Alicante. Carlos es uno de ellos. "Lo que he visto hasta el momento es muy interesante", explica a modo de conclusión previa de la que es su primera visita al Marq. Carlos asegura también que lo que "más curiosidad despierta" es el Discóbolo.

El Marq es heredero del Museo Arqueológico Provincial, que inauguró en 1932 Niceto Alcalá Zamora, quien fuera primer presidente de la II República española y que se ubicó con estrecheces hasta el año 2000 en el palacio de la Diputación de Alicante. Eran algo menos de 300 metros con vitrinas de madera, "muy al uso", explica José Alberto Cortés, director-gerente del Marq. Espacio, en cualquier caso, completamente insuficiente para albergar un patrimonio arqueológico creciente y que obligaba a la Diputación a tener las piezas distribuidas en plantas bajas por todo Alicante. "En los últimos 15 años se ha excavado más que nunca", insiste Cortés. "Alicante es una de las zonas de España con más riqueza de yacimientos arqueológicos y la expansión urbanística ha contribuido a aumentar las excavaciones", aporta Olcina. En la última etapa socialista se había barajado instalar el nuevo museo arqueológico en un complejo cultural que estaría en Campoamor pero el desacuerdo entre autoridades locales y provinciales dejó la idea parada, recuerda Juan Antonio Roche, sociólogo de la cultura en la Universidad de Alicante. Y fue Julio de España, como presidente de la Diputación ya en tiempos del Partido Popular, quien recuperó la idea apoyado en un "gran equipo técnico", apunta Roche, que sigue en el museo hoy en día. Las obras fueron contundentes y al excavar para crear un sótano donde acomodar adecuadamente las piezas (el Marq cuenta actualmente con "millones de piezas" incluidos fragmentos, aunque solo las "museables" rondan las 25.000) se toparon con galerías de la época de la Guerra Civil con pasillos anchos para desplazar las camillas, recuerda un trabajador de la Diputación en aquellos años.

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Inaugurado el Marq, al poco tiempo le llegó el primer espaldarazo al recibir en 2004 el Premio Europeo al Mejor Museo, un reconocimiento que hasta entonces únicamente había recibido en España en Guggenheim de Bilbao.

Las exposiciones internacionales son las apuestas que más recorrido han dado al Marq. Y entre ellas, destaca la colaboración con el British Museum. Colaboración que arrancó a propuesta de museo alicantino y ante la "sorpresa inicial" londinense, recuerdan Olcina y Cortés. "Todo se resolvió cuando vinieron". Y ya en la primera exposición con piezas del British el Marq introdujo elementos nuevos "para hacerla más comprensible". La exposición fue un éxito y la colaboración se intensificó. "Cuentan con nosotros, nos proponen cosas", asegura Olcina, que no deja de admitir que para el equipo alicantino esta colaboración "es un máster".

El Marq cuenta con un patronato en el que, entre otros, está presente la Generalitat Valenciana, que no tiene en la ciudad de Alicante ningún museo de su propiedad. Pese a ello, el Consell debe dinero al museo. José Joaquín Ripoll, presidente de la Diputación de Alicante, recordaba hace apenas unos días que el Consell se comprometió a transferir 1,1 millones para los años 2008 y 2009 y este año la aportación ha sido de 400.000 euros que se unen a los 110.000 del año anterior. Este apartado de las subvenciones no es precisamente baladí para un centro cuyo presupuesto anual oscila en el entorno de entre 4,5 millones y seis millones al año.

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