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Columna
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Don Rafael Blasco

Rafael Blasco llama "canallas" a los dirigentes socialistas por presentar una querella contra Francisco Camps. El escarnio verbal no es una mala palabra dicha a bote pronto. Es algo más. Según Jorge Luis Borges, el insulto es un avance civilizado, porque cuando nos insultamos dejamos de darnos mamporros. O dicho de otra manera: al ultrajarnos verbalmente evitamos la violencia física. Si sólo vituperamos, entonces es que hemos superado la fase más primitiva y bestial de la condición humana, aquella en la que nos defendemos a garrotazos. O, en otros términos, porque somos sofisticados es por lo que nos insultamos. Eso quería creer Jorge Luis Borges: el ultraje como refinamiento, esa habilidad especial para denostar con guasa, picardía y sarcasmo.

¿La tiene Rafael Blasco? Yo, si les digo la verdad, no atisbo originalidad alguna en esta respuesta airada del portavoz parlamentario del Partido Popular. Sólo veo rutinas de artillero, muy eficaces. O un estilo bronco de hacer política, de responder al contrario, algo así como: eh, tú, que en esta ciudad nos conocemos todos. Por supuesto. Por supuesto que nos conocemos todos. Algunos salen tanto en la foto que su rostro no es que nos sea conocido: es que nos resulta familiar. Vamos, como de la familia. Como ese tío o ese cuñado que siempre están en el centro para robar plano, para hacerse los protagonistas.

Hace un año publiqué en EL PAÍS un artículo titulado Cromos repetidos. Denunciaba el periodismo ancilar, puesto al servicio del consejero de Inmigración de la Generalitat. Decía que llevaba meses viendo instantáneas de Rafael Blasco en distintos periódicos afines, prácticamente todos los días. Ha pasado un año y la exhibición fotográfica continúa. Entonces y ahora, la pose es siempre la misma: el político, de sonrisa abierta, franca y solidaria, aparece rodeado de inmigrantes o voluntarios. Todos ellos, la verdad, tienen un papel secundario: dada la corpulencia física de Blasco, el consejero domina la foto, adueñándose de la imagen. Vistas ahora, las fotografías tienen un mismo aire de campaña, de orquestación, decía. Blasco se presenta con carácter bonachón, afectando cercanía.

¿Perderá ese carácter para enfrentarse a los socialistas? No, no hay peligro. Repaso, por ejemplo, las páginas valencianas de Abc del sábado 7 y lunes 9 de noviembre y ahí lo tenemos: otra vez retratándose solidariamente. Las noticias que acompañan están redactadas en futuro: "Las escuelas de acogida recibirán 450.000 euros" o "La Consejería de Solidaridad destinará el próximo año casi tres mil millones de euros a acciones de fomento de la solidaridad". O sea, fiémoslo al porvenir; o sea, prometre no fa pobre; o sea, pongamos buena cara. Eso es: ¿para qué insultar si podemos vender humo?

http://justoserna.wordpress.com

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