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Apuntes

Enganchados a la universidad

Mil personas solicitan plaza cada curso en el programa para mayores de 55 años

Mientras la población universitaria sigue disminuyendo, se produce un fenómeno inverso: los mayores se matriculan cada vez más. Basta con echar un vistazo a La Nau Gran, el programa para personas mayores de 55 años que la Universitat de València creó hace diez años. "Lo que empezó casi como una prueba con 70 alumnos sobrepasa ya el millar", comenta Cristina Civera, responsable del programa. Cada año entran más de 600 personas y se quedan fuera 400.

"Es y va a ser un colectivo muy importante para la universidad. Son alumnos muy motivados, que nos ayudan a gestionar el programa, montan sus propios clubes, han empezado a editar una revista... y es que una persona de 55 años es joven y cuando se incorpora a la universidad empieza una nueva forma de vida". Independientemente del nivel de estudios, la universidad ejerce un papel de desarrollo personal o de terapia.

"Al principio no me atrevía a ir, me llevó mi hijo", cuenta García, de 73 años

Vicenta García, con 73 años, lleva abonada a la Nau Gran casi desde el principio. Empezó con Ciencias Sociales, luego estudió Geografía e Historia, y ahora, en segundo de Humanidades, recuerda perfectamente su primer día: "Al principio no me atrevía a ir. Me llevó mi hijo. El contacto con la universidad ha sido una de las mayores satisfacciones de mi vida", dice García, que obtuvo el Graduado Escolar de adulta. Tanto su marido, taxista, como sus tres hijos (dos con estudios universitarios) se sienten orgullos de su experiencia, asegura.

A sus 69 años, Josefina Piñana, soltera y sin hijos, también está encantada con la Nau Gran. Ella y sus hermanos, porque estudian allí cuatro de cinco. La universidad no le resultaba ajena. Estudió Ciencias Químicas, y más tarde, se licenció en Filosofía y Letras. En la Nau Gran ya ha cursado Historia del Arte y ahora Humanidades. Y piensa seguir, mientras observa "una diferencia abismal" entre la universidad que conoció y la actual: "El nivel del profesorado es excelente, pero la gente joven es más pasota y valora más Google que las explicaciones de clase".

Por otra parte, la octogenaria Amparo Grifol aterrizó en la Nau Gran hace una década. Trabajaba como auxiliar de clínica y a raíz de su separación -"la casa se quedó vacía", dice-, recurrió a la universidad "como válvula de escape". Allí ha estudiado Filología y está punto de acabar Psicología, además de apuntarse a muchas actividades: club de narrativa, cursillos de verano, literatura alemana... "La universidad me serenó muchísimo".

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La Nau Gran oferta, además, muchas actividades paralelas, como GeoGrans, un club nacido hace tres años con la finalidad de dar a conocer el territorio. Su responsable, Artemi Cerdà, profesor de Geografía en la Universitat, explica que este club surgió a raíz del entusiasmo generado en los estudiantes tras una excursión con la asignatura Geografía Física. Actualmente 70 personas componen el mismo en Valencia, más otras 50 en Gandia. "Las relaciones personales favorecen muchísimo la educación, por eso, además de haber personas de la Nau Gran en las excursiones, solemos invitar a estudiantes Erasmus". El contacto generacional es parte de la Nau Gran: jóvenes y mayores comparten aula, y a los últimos solo les cuesta 120 euros.

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