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Espinosa reduce el problema de los chiringuitos a El Saler y Pinedo

Según Medio Ambiente, otros 26 presentan "pequeñas diferencias" con la ley

Pablo Ferri

La ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, delimitó ayer la polémica de los chiringuitos de las playas de Valencia a ocho establecimientos de El Saler y Pinedo. El problema con ellos es que ocupan un espacio mayor al permitido por la Ley de Costas, que establece para los locales playeros una superficie construida de 100 metros cuadrados más 50 de terraza. Espinosa zanjó: "Un precepto general, como es la ley, no sirve para hacer un traje a medida en cada lugar y circunstancia". Así, de los 394 chiringuitos que hay en la Comunidad Valenciana, sólo estos ocho "presentan problemas reseñables y otros 26 tienen que adaptarse por pequeñas diferencias". Entre esos se encuentran los 19 de la Malva-rosa.

Los de la Malva-rosa acatarán las dimensiones legales "si no hay remedio"

El presidente de la asociación de hosteleros de la playa de la Malva-rosa, Miguel Cuenca, reconoce que si no les queda más remedio, desmontarán los módulos sobrantes de sus locales. Los chiringuitos de esta playa firmaron con Medio Ambiente volver a sus dimensiones originales a cambio de una nueva concesión por cinco años. "Les coaccionaron para hacerlo", dice Juan Carlos Gelabert, presidente de la patronal de hosteleros valencianos, FEHV: "Era eso o nada". Más tarde, la delegación del Gobierno en la Comunidad estiró su oferta hasta los 150 metros de módulo más 50 de terraza. "No estaremos de acuerdo", se queja Miguel Cuenca, "no es un problema ecológico, estamos en un paseo urbano fuera de la arena".

En el caso de El Saler y Pinedo el asunto es más complicado. A diferencia de la Malva-rosa, los restaurantes pedían anualmente una licencia para instalar sus terrazas y Medio Ambiente las concedía. Ahora, con la aplicación rigurosa de la ley, ya no. Carmen del Río, concejal socialista en el Ayuntamiento de Valencia, explica que "el paso del tiempo no es argumento para que los hosteleros pidan la excepcionalidad para sus locales", es decir, que por muchos años que el ministerio les diese permiso no significa que tenga que dárselo otra vez. Solución: "Encargar un estudio sobre la posible modificación del reglamento de la Ley de Costas para recoger la especificidad de los chiringuitos" y así puedan quedarse como están.

La concejal de playas, Lourdes Bernal, aclara que el Ayuntamiento "está elaborando un informe de carácter técnico que avala la excepcionalidad de los restaurantes". Juan Carlos Gelabert, de FEHV, alerta de que "las terrazas de Pinedo y El Saler son de momento ilegales", pues este año no les han dado permiso. Hasta ahora han abierto y servido como cualquier primavera, pero sin licencia.

La ministra Espinosa quiso tranquilizar a los hosteleros y recordó que la Ley de Costas es compatible con las instalaciones playeras. "El único problema", sentenció, "lo estamos teniendo en Valencia". El Consell y el Ayuntamiento iniciaron una campaña mediática hace unos meses para denunciar el presunto "agravio" al que el Estado somete a los valencianos en la cuestión de los chiringuitos. Convocaron varias ruedas de prensa para denunciar el "ataque" del Gobierno a uno de los "símbolos culturales" de la Comunidad e incluso montaron un vídeo con imágenes de Valencia y otras ciudades, exhortando al Gobierno para que no perjudicase a la ciudad con sus decisiones.

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En el Congreso

- Puestos de trabajo. El diputado popular Esteban González Pons avisó ayer en el Congreso de que si la Ley de Costas se aplica como pretende el Gobierno, se perderían 45.000 empleos en toda España, 5.000 sólo en la Comunidad Valenciana. Los hosteleros valencianos y el sindicato UGT piensan en la misma dirección.

- Turistas y arroz. El presidente de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia, Juan Carlos Gelabert, calcula que en un fin de semana como el que esperan desde mañana, la afluencia de valencianos y foráneos podría superar las 10.000 personas, "y todas quieren playa, sol y luego arroz".

- Vacío hostelero. Representantes de la hostelería valenciana estuvieron ayer en el Congreso de los Diputados, en Madrid, para presenciar el duelo dialéctico entre González Pons y Espinosa. "Se nos queda una sensación de vacío", dijeron después.

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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