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Fabra se suelta en el último tramo

"No tiene derecho, como persona, ni a dirigirme la palabra", le espetó a Colomer

María Fabra

El presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, se ha caracterizado por utilizar, de vez en cuando, exabruptos. Durante esta legislatura ha dicho públicamente cosas como "me sacaré la pirula y mearé" o "hijo de puta". Sin embargo, ahora, a dos meses de dejar la vida pública, sus palabras empiezan a no tener medida. En las últimas comparecencias, al menos, ante los medios de comunicación, las expresiones impropias de un representante de los ciudadanos comienzan a proliferar.

Ayer fue "cojonudo". Y Fabra lo utilizó al ser preguntado por los invitados a la inauguración del aeropuerto de Castellón. No ha invitado al expresidente de la Generalitat Eduardo Zaplana, aunque, según dijo, le hubiera parecido "cojonudo que hubiera venido Eduardo". La semana pasada fue a costa de la creación de un consorcio de agua que el Gobierno, ante el que lo ha reclamado en tres ocasiones, no ha autorizado. "No hace falta que se lo reclamemos una cuarta. Somos buenos pero gilipollas no somos", afirmó.

De la misma raíz fue la "gilipollez" con la que se refirió a unas declaraciones realizadas por el Subdelegado del Gobierno en Castellón, Antoni Lorenzo.

Al margen de las incorrecciones o groserías, su locuacidad le ha llevado a no disimular que antepone su partido a todo lo demás. Así, dijo no haber invitado al ministro que autorizó el aeropuerto de Castellón, Francisco Álvarez Cascos, "y más en este momento en el que el exministro de Fomento ya no está en el Partido Popular". En esta ocasión, al menos, tratando de salirse del tono partidista, precisó que "no tiene mucho sentido que le invite a un acto que es recuerdo al Gobierno del PP que presidió el presidente Aznar".

En ese tono, Fabra echó ayer mano de su registro más hostil en el pleno de la Diputación de Castellón, el penúltimo de su presidencia y de su vida pública, para dirigirse al portavoz del Grupo Socialista, Francesc Colomer, al que reprochó haberse metido con su vida personal. "No tiene derecho, como persona, ni a dirigirme la palabra", le espetó. "Usted me ha insultado sistemáticamente y las palabras decencia y valores no sabe cómo se escriben", añadió.

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