_
_
_
_
_
Reportaje:

Hay un río ahí fuera

La ruta en bicicleta o a pie de Valencia a Vilamarxant triunfa antes de inaugurarse

Ignacio Zafra

Todavía siguen los trabajos pero ya se puede ir desde el viejo cauce del Turia hasta Vilamarxant, 26 kilómetros al noroeste, andando o en bicicleta sin cruzarse con ningún coche (o con pocos) y escuchando, en cambio, al río correr ahí al lado.

En eso consiste, con los matices que se verán a continuación, el Parque Fluvial del Turia. Un plan de recuperación ecológica del río y las riberas, y de acondicionamiento de un camino rural que corre, más o menos, en paralelo al curso del Turia. Un "corredor biológico" en el que la Confederación Hidrográfica del Júcar (Ministerio de Medio Ambiente) ha invertido 15,3 millones de euros y la Generalitat otros 2,4. Si todo va bien y en otoño las lluvias no son excesivas, estará completamente terminado antes de final de año, asegura Juan José Moragues, presidente de la CHJ.

"En total ocupa 120 hectáreas, 1,2 millones de metros cuadrados"

La ruta desde Valencia empieza oficialmente en el parque de Cabecera, cerca del Molí del Sol, que aloja hoy una comisaria de policía local. Pero la excursión puede empezar, en la práctica, en cualquier punto urbano del viejo cauce del Turia, lo que sirve de paso para tomar conciencia de que ese fue siempre, hasta la decisión de desviar la parte final tras la inundación de 1957, el curso natural del río.

Para la mayoría de los valencianos el Turia es un nombre y un símbolo. Un recuerdo, si tienen la edad suficiente, o lo contrario de un río: un cauce seco donde, afortunadamente, en vez de autopistas hay un jardín. El río, sin embargo, sigue ahí fuera.

Un aviso importante: las obras continúan y el calor aprieta. Alguien relativamente en forma puede salir ya de su casa en Valencia, subirse a la bici y llegar hasta Vilamarxant siempre que lleve agua y, preferiblemente, una gorra para protegerse del sol. Los demás deberían probar primero con recorridos más cortos. Todavía no se han abierto la mayoría de pasarelas de madera que sirven para cruzar el río en ciertos lugares y salvar otro tipo de obstáculos. Después de salir de Valencia y antes de bajar al lugar donde se juntan el curso histórico del río con el cauce nuevo de hormigón, hay que cruzar una vía de servicio de la V-30. La visibilidad es buena, pero toda precaución es poca.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

También están por instalar la mayor parte de los carteles, con lo cual es fácil separarse temporalmente del camino. Y los árboles recién plantados (sauces, chopos...) todavía no han crecido, de modo que, sobre todo justo después de salir del parque de cabecera, el sol cae a plomo. El presidente de la confederación destaca, sin embargo, que el fertil suelo (por aquí discurría el río) los harán crecer en dos o tres años.

A pesar de los inconvenientes, el parque fluvial, sobre todo en la zona media (Paterna, La Canyada, L'Eliana, Riba-roja) es un éxito de público antes de haberse inaugurado. "En fin de semana está lleno", cuenta Voro Ruíz, vinculado profesionalmente a la Confederación, vecino de La Canyada y usuario del parque a caballo, una modalidad al alza. "La zona ha cambiado totalmente. Antes era intransitable porque las cañas lo tapaban todo", cuenta.

El plan de recuperación ha eliminado buena parte de las cañas (alóctonas y con una endiablada capacidad reproductora) y ha plantado en su lugar árboles y arbustos autóctonos. "En total", indica Moragues, "120 hectáreas, 1,2 millones de metros cuadrados". De aquí a final de año se instalarán miradores, observatorios de avifauna, centros de interpretación, áreas de recreo, puestos de pesca (ya hay varios) y se terminará el huerto ecológico que, a petición de un grupo ecologista, se ha plantado en Quart de Poblet.

La actuación ha alcanzado también al agua, especialmente en las zonas más afectadas por la contaminación. ¿Es una utopía que vuelva a estar limpio? Moragues cree que no. Que a pesar de su estado en el tramo bajo debido a la presión de los polígonos industriales, estará recuperado a medio plazo. "Los vertidos graves", afirma, "son ya muy puntuales y esperamos terminar con el resto dentro de tres o cuatro años". El parque fluvial servirá también para fomentar "la conciencia del patrimonio natural", dice Moragues. Pero añade: "Lo que más me preocupa es que la gente haga un uso adecuado, porque tenemos una capacidad innata para generar basura".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_