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El IVAM desnuda a Carmen Calvo

La artista valenciana expone su "diario íntimo", obra de sus últimos 15 años

A la entrada de la exposición que el IVAM dedica desde hoy a Carmen Calvo (Valencia, 1950), se pueden ver fotografías del taller que la artista tenía en la ciudad "hace 30 años, en una casa que el Ayuntamiento ahora ha derribado". Esa imagen, metáfora del viaje a la intimidad de la artista que representa la muestra, incomoda a Calvo. "Es que esto es como hacer un estriptis imaginario, que me provoca algo de pudor, porque algunas de estas obras las había perdido de vista hace tiempo", reconoce.

La creadora reconoce sentirse "fascinada por el objeto encontrado"

Los últimos 15 años de la trayectoria artística de Calvo se exponen hasta el 20 de enero de 2008 en el museo valenciano. Son 122 obras, entre instalaciones, dibujos, fotografías y collages, que conforman un curioso "diario íntimo" de una artista que reconoce sentirse "fascinada por el objeto encontrado", según expresaba ayer, en la presentación de la exposición, su comisario Emmanuel Guigon.

Calvo hace arqueología artística. Busca en rastros, recurre al azar o peina la realidad para encontrar elementos que, una vez reconstruidos y ordenados, se transforman en obras de arte, en la plasmación de sus vivencias o en la huella que ha dejado en su existencia la poesía.

Este viaje alucinante al fondo de la mente creativa de Carmen Calvo se estructura en varios espacios. Uno dedicado al proceso de fabricación, a la "reflexión sobre cómo se realiza una obra de arte", en palabras de Guigon. Otro en el que se muestra su trabajo sobre pizarras, "el recuerdo escolar", según la propia artista, de las que cuelgan los objetos más increíbles, desde muñecas sin cabeza hasta zapatos, sujetadores o tijeras, la representación psicoanalista de su pasado. Una tercera enseña al visitante las series de pinturas, esculturas y vitrinas de objetos que componen su visión del mundo. Para acabar, la exposición se centra en las fotografías de gran tamaño que, retocadas por Calvo, deforman la realidad para hacerla propia, fruto de la atracción de la artista por la iconografía de la posguerra española.

La exposición dedicada a Carmen Calvo es la segunda que el museo valenciano consagra a la obra de la artista, después de la que acogió, en 1990, el Centre del Carme. En esta ocasión, el IVAM no ha querido hacer una retrospectiva sobre ella, algo que "llegará pronto o tarde", según la valoración de Guigon, sino una extensa recopilación de sus últimos 15 años de trabajo, en la que se desnuda el alma de esta mujer que, a partir de elementos cotidianos, crea "estructuras pictóricas que la han convertido en una transformadora de la realidad y la materia", en palabras de Consuelo Ciscar.

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