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Manuel Vicent charla con los estudiantes valencianos

El escritor participa en el 'Cicle d'Animació a la Lectura'

Manuel Vicent paseó ayer, mientras hablaba en la Biblioteca Valenciana, por el Mediterráneo. Entre recuerdos y melancolía por lo que fue, "una belleza", y pena por lo que es, "un urinario", el escritor y articulista castellonense participó en el encuentro del Cicle d'Animació a la Lectura para jóvenes, celebrado en el Monasterio de San Miguel de los Reyes y cuyo objetivo es inculcar el hábito de leer, para hablar con alrededor de 500 adolescentes de diferentes institutos de la Comunidad Valenciana de lo suyo, es decir, de su trayectoria y de su literatura.

Entre aplausos, que se repetían cada vez que el escritor respondía a una de las preguntas de los coprotagonistas de la jornada, los estudiantes, Vicent afirmó no saber qué es lo que tienen sus novelas para atraer al público joven. "Escribo sobre pasiones universales y experiencias personales, que no autobiográficas, que se puedan compartir con el lector medio para, así, informar al espíritu, como la descripción del olor de azahar", explicó.

"El Mediterráneo lo descubrí cuando lo perdí", afirmó el escritor

Además, añadió estar encantado de participar en el coloquio rodeado de jóvenes porque le salía muy rentable si con ello ayudaba a sembrar el placer por la lectura, "y leer es volar", afirmó.

Las palabras de admiración hacia Vicent se repitieron más de una vez, pasando por calificaciones como "su obra es un arròs melós que se podría comer todos los días", hasta "sus columnas no tienen precio", a lo que el escritor respondía con una mirada al frente que transmitía timidez.

Durante casi dos horas, Manuel Vicent habló de su infancia y de lo que para él significó uno de los territorios de su trabajo: "El Mediterráneo lo descubrí cuando lo perdí". Contó su exilio voluntario a Madrid cuando terminó la carrera de Derecho en Valencia y no quería dedicarse a la abogacía, por lo que se fue para empezar Periodismo. Y le explicó a uno de los allí presentes que escribía en castellano porque Joan Fuster, también escritor valenciano, le había dado la bendición para hacerlo.

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