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Crónica
Texto informativo con interpretación

Mònica Oltra: “No me habían echado nunca, ni de clase”

La portavoz parlamentaria de Compromís, Mònica Oltra, fue expulsada ayer del hemiciclo de las Cortes Valencianas por vestir una camiseta negra con una fotografía serigrafiada del presidente de la Generalitat, Francisco Camps, junto a la inscripción Wanted. Only alive (Se busca. Sólo vivo), con la que quiso evidenciar el ninguneo del PP y del Consell a la oposición. Ayer, el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, eludió la sesión de control de las Cortes Valencianas al desplazarse a Boston para reunirse, otra vez, con los responsables de la vuelta al mundo de vela Volvo Ocean Race. Una situación prevista con meses de antelación y que se comunicó, como ya es habitual, a última hora a los grupos de oposición.

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"No me habían echado nunca, ni de clase", aseveró ayer Mònica Oltra, que entró al hemiclo con la sesión parlamentaria ya iniciada y se sentó en su butaca con normalidad, pero con la voluntad de denunciar que el presidente "Camps está prófugo de la política".

La simple visión de la diputada con la camiseta pronto se tornó en nervios e indignación en la bancada popular, que alertó de la vestimenta de Oltra al portavoz parlamentario del PP, Ricardo Costa, que se levantó para reclamar la atención de la presidenta de las Cortes, Milagrosa Martínez.La presidenta de las Cortes, Milagrosa Martínez, que se inclina sistemáticamente del lado partidario en detrimento del institucional, no tardó en advertir la queja de Ricardo Costa. Y acto seguido, Martínez reclamó a la portavoz de Compromís que se quitara la camiseta por respeto a la institución y al presidente de la Generalitat. Oltra, desde su asiento, advirtió a la presidenta de las Cortes de que, en caso de obedecer el requerimiento, se quedaría en ropa interior.

La respuesta desbordó la capacidad de Martínez, que paralizó el pleno -en el que se debatía una moción sobre educación- y llamó a la Junta de Portavoces.

Costa dice que la camiseta es "un atentado político contra el presidente"
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Allí mismo, Costa y Oltra mantuvieron una agria discusión, en la que el popular pidió a la portavoz de Compromís que, por favor, se quitase la camiseta. Petición a la que Oltra replicó que con el mismo por favor entregaran la información sobre el caso Gürtel que han solicitado al Consell. Finalmente, Mònica Oltra se comprometió ante la presidenta de las Cortes a quitarse la camiseta, pero pidió que se la dejase intervenir para que quedase constancia de las razones por las cuales se le exigía que renunciase a su vestimenta.

Tras sentarse en su escaño, Oltra comentó la situación con su portavoz adjunto, Enric Morera, y se levantaba ya para salir del hemiciclo. No le dio tiempo. La presidenta de las Cortes la amonestó por primera vez y Oltra, ante la sanción, volvió a su escaño. Segundo aviso y tercer aviso y expulsión. Y con Oltra, en señal de solidaridad, salieron los otros tres diputados de Compromís.

La situación desbordó al Grupo Popular, que anda desnortado y sin recuperar la iniciativa desde que estalló el caso Gürtel. Ayer, el Consell y la bancada que apoya al Gobierno confiaban en que, al no haber sesión de control al jefe del Consell por haber viajado a Estados Unidos, la oposición no podría llevar la iniciativa. Se equivocó.

El portavoz popular, Ricardo Costa, consideró la camiseta de Oltra "un atentado desde el punto de vista político contra el presidente de la Generalitat y contra la Cámara, que recoge la voluntad de los valencianos". El PP solicitó a Martínez en la Junta de Portavoces posterior al pleno que se analicen los hechos acontecidos en el hemiciclo para determinar si cabe una sanción adicional por lo sucedido.

El grupo mayoritario también pidió a la presidenta de las Cortes que se regule la presencia de invitados a las comisiones parlamentarias, que son públicas según el Reglamento de la Cámara, para evitar que se puedan colar colectivos indeseables como la Plataforma per l'Ensenyament Públic. Una situación que en la última sesión de la comisión de Educación obligó al PP a reclutar cargos para ocupar todas las sillas destinadas a los periodistas y a los invitados de los grupos parlamentarios.

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