_
_
_
_
_
Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Mudanzas en la izquierda

La rotunda y reciente victoria electoral del PP, y por mera sobrevivencia, tenía que provocar cambios en su oposición, como realmente ha sido, sólo que de distinto calado en según de qué izquierda hablemos. En el PSOE, y de momento, la crisis se desarrolla dentro de unos cauces controlados para relevar a su cúpula dirigente. La incógnita reside en quienes sean finalmente los aspirantes a sustituir a su actual líder Ignasi Pla y si habrá o no un congreso extraordinario para cerrar una etapa que ya está agotada. Alguna dosis de morbo puede tener este proceso, pero no parece que el desenlace conlleve la sacudida que este partido necesita para recuperar su ya diluida condición de alternativa de Gobierno.

Muy distinto, por su radicalidad, es el trance de Esquerra Unida (EU) en plena descomposición o, si se quiere, sumida en un ejercicio proteico para recuperar sus componentes más vivas y propiciar una opción de futuro antes acabar disolviéndose en una nota a pie de página de la historia. No hay más que ver su deprimente trayectoria electoral, por no hablar de su discurso político, tan añejo y soso, para pronosticar la inminencia del colapso, absorbida por el bipartidismo galopante. Resistirse a tal realidad es tanto como obstinarse en la miopía o aferrarse a un precario, además de miserable, modus vivendi de sus dirigentes. Con otras palabras, se emprende su refundación o se asiste a la inhumación de un proyecto que ya está muerto.

Los sucesos de esta semana, protagonizados por el grupo parlamentario Compromís, integrado por EU y Bloc, se comprenden sin problema si se interpretan desde esta perspectiva. Lo espectacular, sobre todo por su falta de precedentes en la Cámara, incluso reglamentarios, ha sido la pretendida sustitución de la portavoz del mentado grupo, Glòria Marcos, por Mònica Oltra, a propósito de la designación del representante en el consejo de administración en RTVV. Es probable que no fuese éste el motivo mejor fundamentado y oportuno, debido a los pactos precedentes, pero eso ya resulta irrelevante, pues de lo que se trataba era de marcar distancias, denunciar la endogamia del sector dominante en la coalición -o sea, los comunistas recalcitrantes- y poner de relieve la incompetencia del designado, aunque en puridad, lo que procedería es no participar en dicho organismo donde necesariamente se hace el papelón de don Tancredo o el de cómplice de su sectarismo mediático.

Lo espectacular, decíamos, ha sido este episodio, con la guinda del desmayo en el hemiciclo ante el pasmo del pleno de los diputados de la mencionada portavoz y coordinadora de EU. Demasiada tensión. Lo fundamental, sin embargo, ha sido la ruptura de EU que este lance significa y que tiene visos de irreversible, pues a la izquierda resultante le va la pervivencia en ello.

Ahora, y por más prudencia que se quiera tener en la descripción de los hechos, es una realidad la dinámica del reagrupamiento. De un lado, las siglas Esquerra i País -que ya ha emplazado para octubre su constitución en partido-, Esquerra Ecologista y Projecte Obert están predeterminados a coaligarse o fundirse con el Bloc Nacionalista para alumbrar un nuevo referente que, bajo una sola denominación, elimine tan ridícula, confusa y suicida proliferación de grupúsculos sin apreciable diferencias ideológicas o programáticas, sobre todo ante el riesgo de aniquilación que afrontan.

De otro lado quedará lo que quede del Partido Comunista, más las aportaciones simbólicas, y meramente personalistas, de Els Verds del País Valencià e Izquierda Republicana. Podrán o no sumarse a la opción emergente que habrá de afrontar arduos desafíos, como son la reformulación de su mensaje en orden a la movilización de nuevos -y más- electores, la revisión del nacionalismo, la concreción de su ecosocialismo y la adopción de las pertinentes salvaguardias partidarias para no recaer en el sectarismo que ha decantado en buena parte tanto el fracaso político que agobia a esta izquierda como la propia resurrección que comentamos. Un fenómeno sociopolítico, éste, que nos preconiza un otoño caliente sin necesidad de que las huestes el PSPV emprendan su particular zarabanda.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_