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El PP aprueba la ley de inmigración que la oposición tacha de peligrosa

La norma recoge el compromiso de integración pero ningún nuevo derecho

"¿Perderían algún derecho los inmigrantes si no se aprobara esta ley?" La diputada socialista Nuria Espí puso en evidencia la ausencia de contenido jurídico de la ley de integración de inmigrantes que aprobó ayer el pleno de las Cortes Valencianas con los únicos votos favorables del PP.

Eduardo Ovejero, por el PP, defendió el carácter "pionero" de la ley, que recoge el contrato de integración para los extranjeros extracomunitarios que residen en la Comunidad Valenciana pero vestido ahora de "compromiso" y de "reciprocidad".

"Mas del 80% de la población española está de acuerdo en términos generales con el compromiso de integración", aseguró Ovejero, "y la gran mayoría de los valencianos valoran que los inmigrantes se esfuercen por asumir los valores de nuestra sociedad".

Mònica Oltra, portavoz de Compromís, recordó que una cosa son "derechos y deberes, sobre los que se sustenta el Estado de Derecho" y, otra, "los valores", respetables, desde luego, pero difícilmente trasladables a la ley. Y también puso de relieve la vaciedad de la norma: "Garantiza la formación profesional a los inmigrantes con permiso de trabajo... ¡Faltaría más! Lo novedoso sería garantizar la formación a los que no tienen papeles".

Glòria Marcos, portavoz de Esquerra Unida, coincidió al subrayar el carácter inútil de la norma y apostó por extenderla a todos los inmigrantes, en situación administrativa legal o no.

Espí lamentó la "oportunidad perdida" de impulsar un gran acuerdo social en torno a la inmigración. Y las tres portavoces de la oposición coincidieron al alertar de los riesgos que entraña la "estigmatización" que implica el contrato de integración y, en general, el conjunto de la ley. "Como no tienen dinero y no pueden hacer nada, hacen discurso", sintetizó Oltra, "esta ley no sirve para nada, pero genera mucho discurso. Y peligroso, porque ese discurso alienta la xenofobia y el racismo".

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"No favorece la integración sino que persigue la asimilación del inmigrante", añadió Marcos.

Dentro y fuera

La tribuna de invitados al hemiciclo estuvo ocupada durante el debate de la ley de integración de inmigrantes por representantes de diversas asociaciones que apoyan la norma. El colorido de los trajes, los tocados de las mujeres y las atenciones que les dispensó Josep María Felip, director general de Inmigración, conformaban un cuadro cálido y elegante. Eran los de dentro y vinculados a la Federación Española de Asociaciones de Inmigrantes.

Fuera, una docena de jóvenes desaliñados temblaban de frío frente al muro de los edificios en ruinas en la entrada a las Cortes por la calle de la Libertad. Denunciaron que la norma solo "establece diferencias" entre nacionales y extranjeros sin aportar nuevos derechos. Pertenecían a la Mesa de Entidades de Solidaridad con la Inmigración.

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