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Elecciones municipales y autonómicas

El PP inyecta moral a Camps en un acto para reivindicar su gestión

Rus se presenta como baluarte del presidente, que exhibe su vena populista

El PP organizó ayer un acto con sus candidatos a los municipios de más de 20.000 habitantes de la Comunidad Valenciana para inyectar moral al presidente de la Generalitat, Francisco Camps, tras lograr su nominación a la reelección por parte de Génova, sede del PP nacional.

Camps, arropado por más de 2.000 cargos públicos y militantes que llenaron el Palau de les Arts de Valencia, se mostró convencido de que su partido ganará en la práctica totalidad de los municipios de la Comunidad Valenciana. El presidente de la Generalitat insistió en que este territorio es "clave y esencial para el futuro de España". "Lo sabe el PP, lo sabe Rajoy y lo saben los votantes", remachó. En su discurso solo hubo una referencia para la oposición política, a la que responsabiliza de su maltrecha imagen y de estar imputado en el caso Gürtel. "Vamos a ganar por los ciudadanos, por los militantes y por la peor oposición política de la historia", prosiguió Camps, "no saben que decir, están deshechos políticamente, no tienen discurso".

El acto reúne a los principales cargos implicados en procesos judiciales
Dos alcaldes piden disculpas por utilizar en el mitin el valenciano

Sin embargo, la imagen de unidad que ayer se esforzó en transmitir el PP daba buena cuenta de los problemas que tienen sus dirigentes con la justicia. Además de Camps, al escenario saltaron los presidentes de las Diputaciones de Castellón, Carlos Fabra, y de Alicante, José Joaquín Ripoll, ambos imputados en asuntos relacionados con la corrupción.

Ello sin contar, las dificultades de algunos de los candidatos de ciudades de más de 20.000 habitantes, como las alcaldesas de Orihuela, Mónica Lorente; Alicante, Sonia Castedo, y Villena, Celia Lledó, implicadas en el caso Brugal, o Isabel Bonig, de La Vall d'Uixó, que en abril declarará en el juzgado por no paralizar unas obras en un terreno en el que no se podía construir.

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Sin embargo, ante un auditorio entusiasta, Camps reivindicó su gestión en términos hiperlativos -"Nunca esta comunidad había estado tan bien gestionada"- y se fue creciendo a medida que le gritaban "¡torero!", "¡presidente!" y "¡guapo!". Tanto que aseguró que el vídeo que había exhibido su gestión en el mitin -que bajo el lema don't stop recogía obras de todo tipo hechas en las dos últimas legislaturas, incluida la estación del AVE en Valencia que ha hecho el Ministerio de Fomento- podría durar dos días seguidos "con tantas cosas como hemos hecho".

"Mi Gobierno sois vosotros, es el pueblo valenciano", dijo Camps, que aseguró: "Nosotros no somos coercitivos, no agobiamos al personal, no decimos que somos los mejores de mundo". Aunque minutos después, al calor de la militancia, no se pudo reprimir y afirmó: "Somos los mejores".

Previamente intervino el presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus, que se reivindicó como un auténtico baluarte del PP -es el único de los tres presidentes provinciales que no está imputado- y exhibió su capacidad de showman.

Rus, que arremetió contra el Gobierno socialista que preside José Luis Rodríguez Zapatero, fue el único que se refirió explícitamente a la situación de Camps. "Eres el mejor presidente de la historia, han estado contra ti y contra toda tu familia, pero no podrán, aquí está supermán. A por ellos, eres el mejor", sentenció.

El presidente provincial del PP de Valencia fue el único que reivindicó su derecho a expresarse en valenciano en un mitin en el que esta lengua fue censurada por la militancia.

Tras la intervención de la candidata de Elche, Mercedes Alonso -que fue la única que solo habló de sí misma-, el alcalde de Vila-real, Juan José Rubert, empezó en valenciano y se arrugó al primer "¡que hable en castellano!". Ahí terminó el discurso que hilvanaba sobre derribar muros y otras cosas relacionadas con escuchar a la gente. La alcaldesa de Torrent, María José Catalá, remató la faena al pedir disculpas por si en algún momento se despistaba y se pasaba a su lengua materna, el valenciano. Palabras que solo usó al final de su discurso para hacerle unos juegos florales al presidente de la Generalitat, propios de una exaltación fallera.

El mitin demostró, sin embargo, que el PP ha puesto en marcha su maquinaria electoral y que la campaña arranca desde dentro del partido hacia afuera. Aunque ello no evita que la militancia, como volvió a demostrar ayer con vítores y aplausos, se sienta más cerca de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, que de un presidente envuelto en problemas judiciales.

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