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Reportaje:Apuntes

Palillos a prueba de hormigón

La Universidad Miguel Hernández organiza el segundo concurso de puentes en miniatura para estudiantes

Entre 500 y 600 estudiantes forman un desordenado círculo en la explanada y la escalinata del edificio Altabix en la Universidad Miguel Hernández de Elche. En el interior hay unas estructuras que miden casi un metro de alto por dos de ancho, formadas por palos de polo. Los estudiantes chillan, se lamentan, vitorean y animan. Se celebra la final del concurso de puentes hechos con palillos de helado y se está evaluando la funcionalidad. Unos chicos colocan bloques de hormigón de 12 kilos de peso cada uno encima de los puentes. Cuando una de estas estructuras, cruje, se tambalea o si finalmente cede, el griterío es monumental. Se lo están pasando bomba. El concurso, que empezó el año pasado con mucha modestia, se ha convertido en una verdadera atracción.

La delegación de estudiantes de la Universidad Miguel Hernández propuso hacer este concurso de puentes fabricados con palillos de helado, después de conocer en unas jornadas estudiantiles que en la Universidad de Bilbao lo habían hecho. Allí no tuvo mucho poder de convocatoria, pero en Elche el curso pasado gustó tanto que este año se presentaron 70 equipos, con sus puentes correspondientes. En total más de 200 alumnos participantes. La mayoría son estudiantes de telecomunicaciones o alguna ingeniería pero también se presentaron equipos de psicología, de ciencias ambientales, de medicina, farmacia o informática.

El concurso consta de tres categorías, la más espectacular, y la más técnica, es la de funcionalidad, los puentes deben resistir peso y sólo se pueden utilizar para su elaboración palos de polo y cola de pegar. El puente ganador llegó a aguantar 725 kilos de peso. Se trataba de una estructura cuya plataforma estaba construida con cilindros formados por los palillos de helado y las vigas tenían dentro unos soportes hechos con triángulos también de palillos. Los autores son un grupo de estudiantes de ingeniería industrial. Las otras categorías del concurso son estética, con puentes muy logrados, y movilidad; los puentes tenían elementos que se movían como por ejemplo, tableros levadizos. En estas últimas categorías se pueden utilizar otro tipo de materiales aunque la base del puente deben seguir siendo los palillos. Cada puente lleva unos 4.000 palillos de helado. La delegación de estudiantes los compra a una empresa de Irún al precio de cuatro euros mil palillos. Se pidieron 170.000 unidades. El hormigón para la final de peso también se tuvo que pedir; una tonelada en bloques de 12 kilos.

Los estudiantes aseguran que se apuntaron al concurso por los dos créditos de libre configuración que dan y por el premio de 500, 250 y 100 euros al primero, segundo y tercero de cada categoría. En algunos casos han tardado tres o cuatro semanas en construirlos, y otros han hecho jornadas intensivas y en cuatro días lo tenían montado. Los puentes han permanecido expuestos durante una semana en la universidad y era llamativo ver que cada estructura tenía siempre a uno de sus progenitores al lado. Parecía como si les diera miedo separarse del puente.

En las categorías de estética y de movilidad se han empleado para hacer los puentes, además de los palillos de helado, hilo, canicas, papel, césped artificial, arena, macarrones. Uno de los puentes, Villarokito, tenía una explicación muy interesante. Valesa, de 20 años decía: "Para construir un puente hay que conocer primero el entorno donde se va a situar. Nosotras inventamos un paisaje e hicimos un puente adaptado a él". El puente del equipo de Valesa está situado entre dos montañas rocosas y tiene un mirador, un merendero, mucha vegetación y han colocado hasta personas hechas de arcilla. Incluso en el tablero hay gente haciendo puenting. Otros puentes estaban menos adecuados al entorno, menos argumentados, pero eran verdaderas obras de ingeniería con plataformas que se elevaban propulsadas por el motor de un limpiaparabrisas de coche o por poleas muy rudimentarias pero efectivas.

Los estudiantes se lo pasaron en grande y los profesores tomaron nota de la capacidad de crear de sus alumnos. El concurso tiene un marcado componente lúdico pero también otro didáctico y es que muchas de las estructuras podrían ser los puentes del mañana.

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'El único' resiste 750 kilos

El primer premio en la categoría de funcionalidad fue para el puente denominado El único. Se trataba de una estructura cuya plataforma estaba construida con cilindros formados por los palillos de helado y las vigas tenían dentro unos soportes hechos con triángulos también de palillos. Los autores son estudiantes de ingeniería industrial. El puente llegó a soportar 750 kilos de hormigón sin romperse. En la categoría de estética ganó el puente Dark Bridge, y JCl ganó en la categoría de puentes móviles. El jurado estaba compuesto por profesores y representantes de los alumnos. Los participantes debían hacer una breve exposición de su trabajo y contestar a las preguntas que les hacía el jurado. Los estudiantes aseguran que se apuntaron al concurso por los dos créditos de libre configuración que dan y por el premio 500, 250 y 100 euros al primero, segundo y tercero de cada categoría.

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