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Reportaje:

Paredes polinizadas

La Universitat Politécnica de Valencia consagra más de 800 metros cuadrados de paredes al arte urbano de 15 grafiteros

Saïr, francés de Potiers de 25 años, está feliz estos días en Valencia. Buen tiempo, un entorno inmejorable en el campus de Vera y poca faena. "Normalmente, un muro de este tamaño lo pinto en un día", explica sonriente, "pero aquí, con las cervezas, la playa y las chicas...". No importa, tiene cinco días para impregnar con su arte a base de rodillos y esprays una pared junto a la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.

El lunes pasado arrancó una nueva edición de Poliniza, el VI Festival d'Art Urbà de la Universitat Politècnica de València (UPV), y las paredes que entonces solo lucían recién encaladas ya empezaban ayer a brillar con su nueva vestimenta. 15 grafiteros de siete nacionalidades plasmarán este año sus ideas en más de 800 metros de muros de la UPV. La pared más visible, la del rectorado, es para el belga Hell'o Monsters y el país invitado es Chile, con cuatro representantes, Charkipunk, La Robot de Madera, Inti y Saile. Un polaco, un italiano, una argentina, un francés, completan junto a los españoles Nàpo (de Sedaví) y Spok (de Madrid), el plantel de artistas urbanos.

Hyuro: "En un muro dado me relajo más; en la calle hay prisas"

Saïr, derivación de la expresión francesa se haïr (odiar), disfrutaba el lunes cerveza en mano paseando en su bicicleta, tras embrutecer su muro con manchas de colores grises. Acostumbrado a trabajar sobre paredes sucias y con moho, su método de trabajo consiste en darle primero a las paredes blancas un aspecto ajado y aprovechar esas texturas para improvisar, armado solo con un espray negro, animales: "Todos los humanos somos animales devorándonos los unos a los otros".

No muy lejos, Elena Gisbert y Rebeca Ros, ambas de 32 años e integrantes del colectivo Vira Lata (perro callejero en portugués), pintan nubes en una inmensa pared junto al Departamento de Sistemas Informáticos y Computación. Su tema es un juego universal, denominado en italiano Io sono qua, que consiste en encontrar figuras o personajes en el cielo. Se han preparado a conciencia el boceto pero se encuentran un poco apuradas por las dimensiones de la pared, sobre todo por la altura. De hecho, preferirían disponer de una escalera, más manejable, en vez de un andamio. Pero están satisfechas por la oportunidad que les brinda Poliniza 2011: "Esto es un lujo", resume Gisbert.

La argentina Hyuro, de 37 años, los últimos 12 viviendo en Valencia, prefiere no decir el tema de su trabajo. Su pared, junto a la Facultad de Bellas Artes, es como "una postal", sin nada que entorpezca su trabajo, y "muy visible, en una zona de mucha circulación, mucho tránsito". Le gusta la iniciativa de la Politécnica pero matiza. "Es diferente en un contexto autorizado, cuando se trata de un muro que me lo dan me relajo más, en la calle hay otras prisas".

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Por su parte Göla, que ha crecido "en la puta Italia" y quiere regresar para "hacer la guerrilla con pinturas, esprays, amor y alegría", dibuja una alegoría con una pirámide de palacios podridos, un hombre que ofrenda su cerebro y un dios de la naturaleza que renacerá de un agujero espacio-temporal. "Muchas drogas en esta vida", resume entre risas.

El festival de la UPV, además de polinizar las paredes más primaverales de Valencia, ofrece este viernes una demostración de break dance, con Los Supremos, y, hoy, el espectáculo RadiAccions, creado por alumnos de la Escuela de Arte Dramático.

Uno de los grafiteros en plena faena en Poliniza.
Uno de los grafiteros en plena faena en Poliniza.TANIA CASTRO

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