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Protesta vecinal contra la futura planta de biodiésel en Alicante

Más de mil personas se manifiestan contra la instalación

Más de mil vecinos de los barrios del sur de Alicante marcharon ayer en manifestación hasta el Ayuntamiento de la ciudad contra la intención del gobierno municipal del PP de autorizar la instalación de una planta de biodiésel. Los vecinos portaban pancartas en las que se podían leer lemas como "Aunque parezca mentira, Alicante puede empeorar" o "Queremos vivir frente al mar, no de espaldas".

Junto con los colectivos vecinales convocantes estuvieron los representantes del PSPV y Esquerra Unida, que quisieron así apoyar la protesta. El portavoz socialista en el Ayuntamiento, Manuel de Barros, afirmó que están en total desacuerdo con este proyecto. "Estamos aquí para intentar paralizarlo", dijo. La presidenta de una de las asociaciones vecinales, Felicidad Sánchez, aseguró: "No lo vamos a permitir". Pidió que la zona se rehabilite y se destine al turismo, el ocio y el deporte.

Los manifestantes se oponen a la instalación en la zona de ampliación portuaria de Alicante de una fábrica de biodiésel, (un combustible de nueva generación menos contaminante), porque aseguraron que son instalaciones "nocivas y peligrosas" y afirmaron que "no se ha cumplido" la ley que exige que este tipo de instalaciones se sitúen al menos a dos kilómetros de distancia de las zonas residenciales. Pretenden ponerla a sólo 750 metros de nuestras casas", aseguró uno de los manifestantes.

Los vecinos han criticado la actitud del alcalde, Luis Díaz Alperi, y la concejal de Urbanismo, Sonia Castedo, respecto a este asunto, ya que aseguraron que han apoyado la iniciativa a pesar del rechazo de los vecinos y el incumplimiento de la ley. La planta cuenta con los informes favorables de la Consejería de Territorio y Vivienda y hasta hace unos días el alcalde se había mostrado también de acuerdo con que se instalara en el puerto. Sin embargo, la concejal de Urbanismo declaró en los días previos a la protesta que la planta podía ubicarse en un polígono industrial.

Esta reconsideración del proyecto por parte del gobierno municipal contrasta con la firmeza con la que se defendió hasta hace sólo unas semanas la instalación en el puerto. Castedo aseguró que se han pedido nuevos informes sobre la planta de biodiésel y que se actuará según sea el resultado de éstos. El alcalde, ya sin tanta contundencia, insistía días atrás en que si se cumplen todos los trámites se dará la licencia, que en la actualidad sólo depende del ayuntamiento. Los portavoces de los vecinos no creen este replanteamiento del proyecto y están dispuestos a seguir con las movilizaciones hasta el final.

Actividad peligrosa

La planta de biodiésel prevé ocupar 30.000 metros cuadrados en la ampliación del Muelle de Poniente y contará con 12 grandes tanques para almacenar biodiésel y otros combustibles, como metanol y glicerina. La factoría tendrá una capacidad de producción de 200.000 toneladas al año. Los promotores tratan de obviar los aspectos nocivos de una instalación de estas características, según los colectivos vecinales y ecologistas que se oponen. Los ecologistas denuncian que la planta conlleva un riesgo por la existencia de un depósito de metanol de 275 metros cúbicos que es altamente inflamable y así es considerado por el reglamento de actividades peligrosas.

Dicen, además que, de producirse el vertido de algunos de los componentes que la planta va a manejar para producir el biodiésel, como glicerina, metanol, aceites o el propio combustible, llegaría al mar de inmediato y tardaría unos 45 días en degradarse por lo que irremediablemente afectaría a la fauna más próxima a la costa, incluida la zona protegida por la Unión Europea en torno a la reserva natural de la isla de Tabarca.

EU apuesta por utilizar estas energías renovables pero su propuesta es que se cree en Alicante un parque donde concentrar su producción en un medio adecuado, lejos de las zonas urbanas y con medidas de seguridad que permitan resolver un accidente, como un vertido, sin daños a las personas o al entorno, según explicó ayer Víctor Domínguez, miembro del comité local. Los vecinos se quejan, además, de los olores y el ruido que se producirán cerca de sus viviendas por la manipulación de aceites.

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