Ser buen profesor tiene recompensa

Hace tiempo que investigar en la Universidad está doblemente recompensado: por la vía económica, a través de los sexenios, que conllevan (modestos) complementos salariales; y por la social, a través del reconocimiento entre iguales que supone publicar los resultados de las investigaciones. ¿Y qué hay de la docencia? "La investigación se cuida mucho porque es lo que ven todos los compañeros y porque económicamente es beneficioso. La gestión universitaria, desde hace cinco años, se ha empezado a valorar y se retribuye en ciertos casos. La docencia, en cambio, ha sido olvidada", cuenta Cristina Pauner, profesora de Derecho en la Universitat Jaume I de Castellón y distinguida en los primeros Premios a la Excelencia Universitaria que han concedido los consejos sociales. "No se ha tenido en cuenta y, además, está llena de horas grises", añade Pauner; "preparación de materiales, corrección de trabajos, pasa seis horas en vez de tres en las tutorías...".

Todos los docentes se forman en la universidad, salvo los universitarios

Los premios a la docencia que se han entregado en las últimas semanas en las universidades valencianas están dotados con 3.000 euros. "Ganar un premio no es el objetivo", afirma Jaime Prohens, catedrático de Biotecnología en la Universidad Politécnica de Valencia, "aunque se agradece".

¿Qué hace falta para ser un buen docente? "Desde mi punto de vista", responde Prohens, "debe ser alguien con una importante labor investigadora, porque es difícil explicar bien ciertas cosas sin hacer investigación de primera mano. Segundo, cuestiones innovadoras como el uso del inglés, que en el ámbito de la biotecnología es fundamental porque es el vocabulario con el que se van a encontrar los alumnos el día de mañana. En tercer lugar, la movilidad, ver cómo se trabaja en otros sitios. Tenemos programas para salir una o dos semanas que además te permiten establecer relaciones de ámbito internacional. Cuarto, utilizar materiales adecuados. Las tecnologías de la información han traído muchos cambios y ya no te puedes limitar a hablar en clase y poner transparencias. Algo tan sencillo como utilizar el correo electrónico en las tutorías funciona muy bien. Quinto, que te guste, porque si te da igual estar en un banco que dar clases es muy difícil hacerlo bien. Y sexto, ser cercano con los estudiantes, lo cual no quiere decir que tengas que ser su colega. Con respeto pero que se te puedan acercar a plantearte sus problemas".

Rafael Ballester, profesor de Psicología de la Jaume I, considera casi igual de importante el dominio de los contenidos como la capacidad para transmitirlos. "Una de las claves que yo intento cumplir es la autenticidad de lo que transmito. Y demostrar a los estudiantes que realmente te importa su formación, lo que les pasará después de terminar la carrera".

Cristina Pauner destaca la paradoja de que hoy todos los docentes tienen que formarse para trabajar como tales en la universidad salvo los universitarios: "Te lanzan a la tarima sin apenas preparación, con los apuntes de la carrera bajo el brazo". Y Ballester afirma que a los talleres de perfeccionamiento docente que se organizan en su centro suelen acudir, sobre todo, profesores jóvenes: "Los veteranos los suelen ver con distancia, como si fuera dirigido a los profesores ayudantes y asociados que necesitan hacer currículo". No parece fruto de la casualidad que todos los premiados por su labor docente consultados estén entre los treinta y muchos y los cuarenta y pocos. "Yo creo que es el momento en que empiezas a tener suficiente experiencia, un cierto sustrato", indica Andrés Marzal, profesor de Informática en la Jaume I de Castellón, "un momento en el que ya no es todo experimental sino que pisas sobre seguro".