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Apuntes

Sólo Ciencias pierde alumnos

Ignacio Zafra

Primer tópico equivocado: la mayor universidad valenciana no pierde atractivo para los alumnos. Ni la caída demográfica, ni el esplendor económico que caracterizó buena parte de la década (y por tanto la facilidad para hallar empleos poco cualificados) lograron hacer mella en la matrícula de la Universitat de València. Entre los cursos 2002-2003 y 2007-2008, el número de estudiantes de nuevo ingreso apenas sufrió un arañazo del 1,72%, pasando de 9.719 a 9.552. Pero esa estabilidad macro no significa que el interés por las carreras no haya sufrido cambios de envergadura.

Segundo tópico erróneo: la familia de titulaciones de Humanidades ha sufrido un desgaste, pero no ha sido la que peor lo ha pasado. Esa posición la ocupa la de ciencias básicas. El campus de Burjassot, donde se concentran las carreras de esta rama, ha perdido nada menos que el 20% de los alumnos nuevos en seis cursos.

La diferencia de nuevo ingreso respecto al campus de Ciencias Sociales de Tarongers, el mayor de la universidad, se ha agrandado: en el curso 1994-1995 la Universitat de València matriculaba el doble de estudiantes en el área de Sociales (a la que pertenecen carreras como Derecho, Economía o Empresariales) que en Básicas (Física, Matemáticas, Química). En el curso 2007-2008, último disponible, la diferencia es prácticamente de tres a uno.

Las carreras de Humanidades no ofrecen una perspectiva laboral especialmente favorable. Lo indican los estudios y lo sabe la mayoría de sus alumnos. Las grandes carreras siguen superando el centenar de alumnos nuevos cada año. Es el caso de Historia (219), Filología Inglesa (173), Historia del Arte (157), Filosofía (114) y Periodismo (103). Mientras que tres carreras de Ciencias Básicas superan ese listón. Se trata de Biología (249), Ciencias Ambientales (103) y Química (132). Otras titulaciones clásicas como Matemáticas, que en el curso 1994-1995 atraía a 352 alumnos, o Física, que el mismo año atraía a 280, matriculan ahora a 70 y 74 nuevos estudiantes respectivamente.

El campus de Burjassot es el único de la Universitat de València que ha visto caer su crecimiento poblacional desde 2002 (ha pasado de 1.764 a 1.416). El de Blasco Ibáñez ha crecido muy ligeramente (de 3.360 a 3.397). El de Tarongers, algo más (de 3.956 a 4.079). Y el falso campus recogido en el epígrafe "Otras ubicaciones" (en la práctica sólo la escuela de Magisterio), ha pasado de 639 a 660 estudiantes nuevos.

Pero, descontando al último,Tarongers (que suma 18.381 alumnos de primer y segundo ciclo; es decir, el campus es por sí mismo más grande que varias universidades valencianas) es el único que agrupa carreras de una única área, la de Sociales. La identificación de Blasco Ibáñez (16.455 estudiantes de primer y segundo ciclo), núcleo histórico de la universidad, con el campus de Humanidades no es adecuada ya que acoge también gran parte de las carreras de la rama de Salud (Medicina, Odontología, Enfermería...) y de la de Educación (Educación Social y Psicopedagogía entre ellas), así como alguna de Ciencias Sociales (Psicología, Logopedia), poniendo de manifiesto, de paso, cierta confusión en las fronteras entre áreas de conocimiento.

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Al campus de Burjassot le ocurre algo parecido. Acoge algunas titulaciones de Salud (con Farmacia a la cabeza) y a las carreras Técnicas que una universidad de Estudio General como la Universitat de València se precia en tener. Y que por cierto no son lo que se dice un granero de alumnos: Ingeniería Electrónica pasó de 42 alumnos de nuevo ingreso a 15 en el periodo analizado. Ingeniería Informática, de 88 a 14. E Ingeniería Química, de 72 a 24. De modo que no todo lo que le ocurre al campus es responsabilidad de Ciencias.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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