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Reportaje:

Surrealismo colosal

El IVAM exhibe una retrospectiva del arte inabarcable del pintor chileno de origen vasco Matta en el centenario de su nacimiento

La obra de Roberto Matta se podría calificar sin ninguna duda de colosal, tanto por su prolífica producción a lo largo siete décadas como por el tamaño de algunas de sus creaciones. Y de ambas cosas da fe estos días el Institut Valencià d'Art Modern (IVAM), que ha producido una exposición junto a la Sociedad Estatal de Acción Cultural y al Museo de Bellas Artes de Bilbao para celebrar el centenario del nacimiento del artista chileno. Una muestra que pretende destacar que "hay mucho más en su extensa y complejísima obra que lo que está en los museos", según la comisaria de la exposición Matta 1911-2011, Marga Paz, que aseguró que su obra "es inacabable... es inabordable". Por eso, para la centenaria ocasión se ha recurrido a muchas obras que están en manos de colecciones privadas, sobre todo de las distintas ramas de la familia (entre ellas la Colección Ramutcho Matta y la Colección Federica Matta). "No es el Matta de los museos sino el que se guardó para sí mismo".

El museo exhibe 32 obras, la más grande de 10 por 4 metros
Amigo de Breton, se le considera el último surrealista

Matta (Santiago de Chile, 1911-Civitavecchia, Italia, 2002), ha sido calificado como el último surrealista. Y es porque, desde muy joven, su obra se identificó con la corriente liderada por figuras clave de la creación como André Breton o Salvador Dalí, a los que conoció en los años treinta en París. Igualmente, a lo largo de su vida entabló amistad con otros grandes artistas de la categoría de Marcel Duchamp o Pablo Picasso. Y por ello, y por sus conexiones con jóvenes artistas americanos como Jackson Pollock, Arshile Gorky o Robert Motherwell durante su exilio en Nueva York, se le considera el primer artista latinoamericano que ocupó un lugar en el arte de vanguardia.

La exposición está constituida por 32 obras, muchas de ellas de gran formato. Aunque para algunos títulos cuadra mejor el adjetivo enorme. Así, la obra Wake, con aspecto de holograma futurista pintado al óleo entre 1974 y 1976, mide más de 10 metros de ancho por 4 de altura, casi medio millón de centímetros cuadrados de surrealismo explosivo. Varias salas antes y con 35 años de diferencia, Morphologie Psychologique (1939), cuya imagen abre el catálogo de la muestra, ya enseña con un tamaño 40 veces inferior los trazos que sorprendieron a toda una generación de artistas.

La directora del IVAM, Consuelo Ciscar, explicó que para ella es muy importante intentar que, tras Bilbao, la muestra pueda itinerar a otros países, sobre todo con la vista puesta en Chile y Argentina. Por su parte, el director del museo bilbaíno, Javier Viar, destacó que Matta es un artista muy cercano para los vascos porque intentó mantener los vínculos con la tierra de sus ancestros. Y recordó que el pintor fue galardonado con la Medalla de Oro de las Bellas Artes el Museo del Prado en 1985 y el Premio Príncipe de Asturias en 1992.

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Políptico de Roberto Matta, titulado <i>Être Atout</i> (1960), ayer en el IVAM.
Políptico de Roberto Matta, titulado Être Atout (1960), ayer en el IVAM.JOSÉ JORDÁN

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