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La Universidad española, un ascensor social más lento de lo que parece

Ignacio Zafra

La Universidad española es un ascensor social que permite a los hijos de quienes no estudiaron una carrera entrar en la facultad y optar después, en principio, a mejores puestos de trabajo de los que tuvieron sus padres. Según la monumental encuesta sobre Condiciones de Vida y Participación de los Estudiantes Universitarios, presentada ayer en Valencia, ese ascensor va, sin embargo, bastante más lento de lo que pudiera parecer.

Tres décadas después de que la Universidad alcanzara el punto de lo que se dio en llamar masificación, el sesgo de clase (o mejor dicho, de formación de los progenitores) sigue siendo muy evidente. Y aleja a España de los países europeos más inclusivos en términos educativos, a la cabeza de los cuales figuran los países escandinavos y los anglosajones. De este modo, aunque las mujeres de entre 40 y 59 años (el rango de edad habitual entre las que tienen hijos en edad de ir a la universidad) con un nivel de estudios bajo representan el 52,8% del total, solo son madres del 35,5% de los estudiantes de las facultades. Con los hijos de mujeres que tienen estudios superiores ocurre, en cambio, lo contrario: ellas solo suponen el 18,8% (del total de mujeres de su franja de edad) y son madres del 28,4% de alumnos universitarios. En el caso de las mujeres con un nivel de estudios medio, suponen un 27,8% y su peso como madres en la universidad alcanza el 30,1%.

Casi la mitad de los alumnos realiza algún tipo de trabajo mientras estudia

Los resultados de la encuesta, basados en las respuestas de 18.000 estudiantes de grado de universidades presenciales españolas, llevaron a su coordinador, el sociólogo y vicerrector de la Universitat de València Antonio Ariño, a concluir que la Universidad permite una movilidad social "relativa", ya que en parte mantiene la reproducción de roles y la exclusión social.

La encuesta también revela que aunque el 54% de los universitarios españoles lo son a tiempo completo, tiene un peso importante el colectivo de alumnos que lo compaginan con una ocupación parcial o intermitente (el 35%). Buena parte de ellos, señaló Ariño, pertenecen a entornos familiares que les permitirían no trabajar, pero que prefieren hacerlo movidos por su estrategia vital: obtener dinero con el que financiarse el ocio y los viajes, por ejemplo. Un 11% de los estudiantes, finalmente, trabajan a tiempo completo. Las horas de dedicación a la carrera y el rendimiento académico decrecen cuanto más tiempo destinan al trabajo.

La Universitat de València acogió también ayer la presentación de la encuesta Eurostudent, que compara el estilo de vida de alumnos de 25 países europeos. Los españoles son los terceros que más viven con sus padres. Ello está conectado con el hecho de que el 55% de sus ingresos provienen del ámbito familiar y solo el 11% de ayudas públicas, lo contrario de lo que sucede en otros países, como Inglaterra, Holanda y los nórdicos.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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