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Análisis:ELECCIONES 2011
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El albor de la era Alberto Fabra

La aplastante victoria del Partido Popular en la Comunidad Valenciana echa la última palada de tierra a la época de Francisco Camps y anuncia el albor de una nueva era, la de Alberto Fabra, un presidente que llegó de forma accidental al cargo el pasado mes de julio y que en un tiempo récord ha consolidado su posición, tanto al frente del partido como de la Generalitat.

Fabra ya ha tenido que empezar a afrontar una coyuntura económica complicadísima, que no admite comparación con las dificultades que hallaron sus predecesores, pero desde hoy cuenta con todo el poder que le otorga el amplio respaldo electoral obtenido por el PP y la confianza que en él ha depositado el futuro presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. La situación de un PP gobernando en España y en la Comunidad Valenciana no es inédita -ya ocurrió en el periodo 1996-2004- pero ahora requerirá de mayor fineza. Fabra tiene que gestionar la reivindicación del trasvase del Ebro y del Júcar-Vinalopó, la reclamación de la deuda histórica y un nuevo modelo de financiación autonómica, y la demanda de un trato preferencial por parte del Estado en materia de infraestructuras, sobre todo en ferrocarriles. Y a partir de ahora no podrá escudarse en el discurso victimista frente a los socialistas para justificar demoras o incumplimientos. Al contrario, Fabra está obligado a obtener resultados a corto y medio plazo, pero para ello tendrá que medir mucho sus reivindicaciones. Por un lado, para no quedarse corto frente a las exigencias de otros barones populares como Cospedal o Rudi. Por otro, para no excederse y poner en un brete a Rajoy, cuyas prioridades, probablemente, no coincidirán con las del presidente de la Generalitat Valenciana.

El líder popular tendrá que dejar el discurso victimista de los últimos años

En cualquier caso, el resultado electoral de ayer pone punto final al discurso victimista y obliga a Alberto Fabra a perseverar en el camino de la responsabilidad. En las dos semanas de campaña, los candidatos de Génova, Esteban González Pons y Federico Trillo, lo han dejado claro: no hay más liderazgo en el PP de la Comunidad Valenciana que el de Fabra.

Y si el presidente autonómico del PP y de la Generalitat ya ha dado señales de por dónde van los nuevos tiempos, el resultado obtenido en las urnas imprimirá a partir de ahora mayor velocidad a la toma de decisiones. En el ámbito interno, Fabra se ha colocado en una posición equidistante de Eduardo Zaplana y de Francisco Camps y es previsible que, sin prisa pero sin pausa, continúe con la misión de limpiar el partido de cargos salpicados por la corrupción. Su capacidad de incidir en el nombramiento de nuevos cargos políticos de la Administración central también se dejará notar en los próximos meses en la Generalitat y en el PPCV.

En el ámbito externo, Fabra tendrá que decidir cómo gestiona los ajustes económicos a los que está abocado y, sobre todo, cómo acelera la generación de empleo en la Comunidad Valenciana, que tiene una tasa de paro casi cuatro puntos superior a la media española.

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