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Reportaje:

Unas 'catedrales' hidráulicas

La Universidad de Alicante cataloga 1.200 monumentos de la cultura del ahorro del agua y pide su protección por la Unesco

La escasez de agua ha agudizado el ingenio y la técnica para su máximo aprovechamiento desde tiempos remotos en las comarcas de Alicante, que atesora más de 1.200 monumentos hidráulicos: presas, azudes, norias, aljibes, acequias o embalses.

Ahora la arquitecta y doctora en geografía Ágata Marquiegui, bajo la tutela del geógrafo Antonio Gil Olcina, ex rector de la Universidad de Alicante, ha catalogado, por primera vez y tras ocho años de trabajo, todo este patrimonio. "Son unas catedrales hidráulicas y me extraña que no sean declaradas Patrimonio de la Humanidad", confesó Gil Olcina durante la presentación de estos dos volúmenes que recogen detallada información de estas construcciones "únicas y excepcionales". Para Olcina el conjunto de la presa de Tibi, construida en 1593 y en servicio en la actualidad, y los embalses de Elche y de Relleu, del siglo XVII y XVIII, "no tienen parangón a nivel mundial". Son obras de ingeniería singulares que "difícilmente podemos proteger si no las conocemos", agregó Marquiegui, quien con el inventario El patrimonio hidráulico de la provincia de Alicante. Catálogo ilustrado de mildoscientas obras y actuaciones, pretender poner a disposición de los Ayuntamientos "un instrumento útil para valorarlas y evitar su derribo".

El Consell pedirá que se declaren Patrimonio de la Humanidad
Las presas de Tibi, Elche y Relleu son únicas

El estudio divide Alicante en ocho sectores, en función de las cuencas hidrográficas, y establece cinco categorías de monumentos. Los yacimientos arqueológicos con estructuras hidráulicas, como aljibes en los castillos, termas, cisternas o balsas. Luego los relacionados con el riego o la obtención de agua: azudes, norias, cenias, acueductos o acequias. Un tercer grupo heterogéneo referente a las explotaciones: arrozales, salinas, almadrabas o las obras de desecación de marjales. Las obras de abastecimiento urbano: lavaderos, pozos, termas, baños, pozos de nieve o fuentes urbanas. Y por último las fábricas hidráulicas: molinos, como el molino del Salt de Benilloba, batanes, fábricas textiles o molinos de papel. "Queremos que el patrimonio hidráulico sea conocido y forme parte de la oferta turística y cultural, es una nueva manera de leer el territorio", dijo la autora de estos dos libros, que publica la fundación Agua y Progreso. El consejero, Juan Cotino, anunció que la Generalitat iniciará los trámites para proponer a la Unesco que una selección de estos monumentos sean declarados Patrimonio de la Humanidad. "En el siglo II d. C. ya había instrumentos para usar mejor el agua", dijo Cotino. Y como recordó Olcina, ya en 1933 el ingeniero Manuel Lorenzo Pardo, mentor del trasvase Tajo-Segura, definía Alicante "de usos antiguos, prácticas sabias y con mayor experiencia hídrica".

Una imagen del Molí del Salt de Benilloba (Alicante)
Una imagen del Molí del Salt de Benilloba (Alicante)IMAGEN CEDIDA POR LA FUNDACIÓN AGUA Y PROGRESO
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