Los ciclistas piden carriles seguros en las grandes rondas de Valencia

Más de un millar de ciclistas -2.000 según los organizadores- se unieron ayer a la bicifestación convocada por Valencia en Bici, de Acció Ecologista-Agró, para reivindicar una mejor infraestructura en la ciudad. Una bicicleta de 18 plazas, con músicos a bordo, abría esta protesta lúdica que partió de la plaza del Ayuntamiento y recorrió las grandes vías de la capital.

Pasaba media hora de las once de la mañana cuando Fernando Mafé, portavoz de la organización, daba las últimas instrucciones. "Iremos en formación compacta para evitar riesgos, disfrutando de la calzada por una vez al año y escoltados por la Policía Local", afirmó.

"Os informo, por si hay algún despistado, que el Ayuntamiento inició hace dos semanas una campaña de sanciones a los ciclistas. Seguro que algunos de los que estáis aquí ya la habéis probado", explicó Mafé. En estas dos semanas de control, la Policía Local ha impuesto más de 800 sanciones a conductores de bici, sobre todo por circular por aceras y jardines. Se calcula que el Consistorio recaudará más de 73.000 euros con el cobro de estas multas. Circular en sentido contrario, llevar auriculares o ir sin luces o señalización de noche han sido también motivo de castigo.

Acció Ecologista quiere que el coche ceda carriles a la bicicleta

A Juan Ripoll, de 16 años, estuvo a punto de caerle la papeleta. Iba en bici al instituto y se encontró con una amiga que iba por una calle de sentido contrario. "Recorrí tres escasos metros en contra por un paso de cebra para acercarme a mi amiga, me bajé de la bici y la subí a la acera. Un agente de la policía que me vio, se acercó y me dijo que o me daba media vuelta o me denunciaba. Le contesté, pero mi amiga me dio varios codazos. Nada de follones, me dijo, y me mordí la lengua", cuenta Juan.

Quien tampoco se llevó la papeleta a casa -se negó a cogerla aunque sí se la extendieron- fue Víctor González, de 28 años. Le pasó algo parecido que a Juan. Fue escasos metros en contradirección en una calle donde no había coches. "No sé a cuanto asciende la multa porque no la quise recoger y el policía no me quiso decir la cuantía", explica. Víctor opina que las autoridades no pueden pedir que una bicicleta circule como un coche cuando no hace falta sacarse un carné para conducirla. "Yo la utilizo para ir de casa al trabajo y el problema es que no tengo un carril bici por el que ir todos los días", se queja. Muchas de esas multas ascienden a 200 y hasta 300 euros.

Mafé agregó que ha sido una campaña "desproporcionada y muy agresiva". Los ciclistas no entienden que la policía les multe cuando la ciudad no está preparada para este medio de transporte. "Nosotros somos los primeros que defendemos las aceras como espacio peatonal, nunca la hemos promocionado como ruta ciclista, pero también hay que comprender que muchos tienen miedo a jugarse la vida por la calzada". Según Mafé, el Consistorio que preside Rita Barberá tiene técnicos muy cualificados, que conocen el mundo de la bici y que están a la última en lo que se hace en otras ciudades europeas. "Fórmulas hay muchas, solo falta que quieran hacerlo", concluye. Valencia en Bici reclamó un carril bici en las grandes vías de Valencia y una pacificación del tráfico en el centro de la capital.

Entre los que marcharon ayer en la bicifestación había niños, mayores, muchos jóvenes y políticos. "Tenemos que buscar una solución a la bici. Se han de atrever a quitar un carril al coche para hacer sitio a los dos pedales", dijo el dirigente de Compromís Joan Ribó. El socialista Vicent Sarrià añadió que falta voluntad política en el Gobierno local, acostumbrado a tomar medidas parche. "No es coherente que una ciudad que presume de recibir a miles de turistas no tenga en la ronda que abriga la zona más turística -el casco antiguo- un carril bici", apuntó. Toni Pla, vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia, agregó que en lugar de recaudar, el Consistorio debería obligar a los infractores a formarse en seguridad vial. La manifestación terminó con la lectura de un manifiesto y al grito de ¡Visca la bici!.