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Reportaje:

"Las cosas duran lo que dura un SMS"

El poeta y cantautor Fernando Garcín estrena 'Tiempo y detalles', una antología en CD con canciones de la última década

No es una mera cuestión de nostalgia, sino de buena o mala memoria. Por eso, cuando Fernando Garcín cita a Bob Dylan, Leonard Cohen o su amada Patti Smith no lo hace por dejar al descubierto sus preferencias musicales (o no, al menos, sólo por eso), sino porque considera que es su obligación, y la de tantos otros, recordar al resto del mundo lo que jamás se debería olvidar. Y en este punto de la conversación -después de confirmar lo que uno intuye: "Me encuentro en el sitio y en el momento equivocado"-, añade: "Vivimos en la era del reciclaje, un tiempo en el que las cosas duran lo que dura un SMS".

A Garcín le pesa haber dejado atrás el siglo XX y recuerda, con cierta pena en la mirada, aquellos lejanos setenta de su adolescencia en los que, asegura, se hicieron "los mejores trabajos discográficos de la historia. El gusto del público, además, no estaba tan teledirigido como ahora. Tú ibas a por las cosas que te interesaban y no las cosas a por ti". La reflexión tiene su lógica: el poeta y músico estrena estos días una antología en formato de cedé que, bajo el título de Tiempo y detalles, recoge casi una veintena de piezas fechadas entre 1996 y 2006. Un voluntarioso ejercicio de spoken word que remite a cuando todavía no se había inventado dicha etiqueta, pero ya se recitaban e, incluso, gritaban rimas con acompañamiento musical, que conviene degustar con cierto "tiempo, atención y calma, porque un trabajo de diez años no puede ni debe ser consumido en diez minutos. Este disco no es un producto de consumo rápido. Aunque soy consciente de que esta forma de vida en la que estamos terriblemente inmersos no ayuda", señala con resignación.

"Decía Thoreau que las mejores cosas se te ocurren andando. Y a mí pasear es lo que más me gusta. Me encanta escribir cuando paseo"
"Aunque actualmente mi voz tiene más musicalidad, creo que siempre voy a situarme en esa frontera que hay entre cantar y recitar"

Conviene recordar que Fernando Garcín no es nuevo en estas lides. A mediados de los ochenta, cuando ya había ganado el Premio de la Crítica de la Comunidad Valenciana con su poemario La nada disponible, se apuntó a hacer letras para los Terminal Sur de Miquel Gil. Después llegarían sus colaboraciones con Bustamante, La Gran Esperanza Blanca o UHF, el episodio de Doble Idilio con Salva Ortiz y, en 1999, su debú discográfico en larga duración, La mejor hora. Le siguieron los elepés Vash Gon, proyecto compartido con el guitarrista Carlos Carrasco, en 2000; Tan fiero tan frágil, junto a los M de Néstor Mir, en 2003; y el reciente recopilatorio Tiempo y detalles, que ha puesto en circulación el sello local Comboi Records.

"La música siempre ha estado ahí, porque yo he vivido siempre rodeado de música y de músicos. Pasé de escribir poemas a letras para otros artistas y de ahí a recitar mis propios textos con el acompañamiento en directo de diversos músicos. Fue un proceso absolutamente natural", dice. Y así, por el camino, Garcín ha ido cumpliendo ciclos y sumando hallazgos. "Todo es cuestión de tiempo y experiencia. Hace unos años, por ejemplo, mi voz sonaba como si fuera de visita a un local de ensayo, a un recital o a un estudio de grabación. Ahora domino mi voz y, en algunas piezas, incluso canto en el sentido convencional del término. No obstante, aunque es cierto que actualmente mi voz tiene más musicalidad, creo que siempre voy a situarme en esa frontera que hay entre cantar y recitar", explica.

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Tiempo y detalles es una excelente puerta de entrada al universo poético y musical de Fernando Garcín. Un total de 18 instantáneas, casi la mitad de ellas inéditas hasta la fecha, que se completan con un abultado libreto repleto de poemas, relatos, fotografías e ilustraciones, y que retratan a un artista en constante movimiento. "Decía Thoreau que las mejores cosas se te ocurren andando. Y a mí pasear es lo que más me gusta. Me encanta escribir cuando paseo, sin prisas y fijándome en cualquier detalle, de ahí el título del disco. También en los autobuses y, en general, en cualquier sitio en movimiento. Soy como los equipos visitantes: escribo mejor cuando juego fuera de casa, cuando me muevo en territorio desconocido", concluye con una sonrisa.

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