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Columna
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Sobre cultura democrática y miradas 'sucias'

No es la primera vez que el alcalde de Valladolid demuestra en vivo y en directo que esto de la democracia, para algunos entre lo que se encuentra él, es solo una pátina, un discurso de palabras vacías y que por lo tanto no están dispuestos a renunciar a esos principios fundamentales en donde el ser mujer para ellos sigue siendo sinónimo de objeto y no de persona con plenos derechos.

Pero esta vez ha logrado ser la estrella estrellada porque cuando la cultura democrática es consustancial a la convicción íntima, a la puesta en práctica desde el ámbito personal y político de la igualdad entre mujeres y hombres, el señor León de la Riva ha demostrado a todo el país... que eso no va con él.

Y él solito se ha estrellado contra él mismo. Como alcalde y como persona.

Como alcalde, porque es evidente que debe dar ejemplo en el ejercicio del respeto y lealtad institucional a los miembros del Gobierno de la nación, sean hombres o mujeres. Entre otras cosas porque seguro que él mismo como alcalde reclamará ese mismo respeto institucional para sí y para los miembros de la Corporación municipal que preside, sean hombres o mujeres.

Y como persona porque todo el país ha sido testigo de que el señor León de la Riva es un machista de mirada sucia. Porque para los machistas las mujeres debemos seguir en el ostracismo, en el ámbito privado, dejarnos de meternos en donde no nos llaman. Por eso cuando somos visibles y además mandamos, verbigracia la ministra de Sanidad Leire Pajín, intentan ridiculizar e insultar ya que no nos pueden ignorar.

Y la singularidad del señor León de la Riva es que lo hace desde una mirada sucia. Y si no, que se lo pregunten a la que fue candidata socialista a la alcaldía de Valladolid y actual secretaria de Estado de Cooperación, a la cual le dedicó algunas perlas sobre la violación.

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Los machistas necesitan alardear de sus principios retrógrados aun a costa de tener que pedir disculpas, porque eso de las disculpas a los machistas no les importa, para ellos es un mero formalismo. Por eso nunca acaban de pedirlas. En el momento del insulto ejercen de bocazas y hablan en mayúsculas; todo lo contrario de cuando se ven obligados a pedir disculpas, que lo hacen con la boca pequeña y con muchas minúsculas.

Es evidente que el señor León de la Riva es un machista de mirada sucia, pero también un cargo público que debe dar ejemplo de coherencia y convicciones democráticas. Por eso no queremos oír solo disculpas en minúsculas sino que exigimos su dimisión.

Encarna Llinares es subdelegada del Gobierno de España en Alicante. Firman también este artículo Carmen Ninet, Isabel Escudero, Nuria Espí y Consuelo Català, diputadas socialistas Cortes Valencianas.

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