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La designación de Luis Armada para la vicepresidencia del puerto enoja al PSPV

Frente al consejero del PP de Madrid, los socialistas apostaban por un empresario valenciano

Miquel Alberola

El PSPV no ha digerido el nombramiento de Luis Armada como vicepresidente del puerto de Valencia. Hubiera preferido que el cargo, en vez de un consejero del Gobierno de la Comunidad de Madrid, lo hubiese ocupado el presidente de la patronal cerámica Ascer, Fernando Diago, o el de Cierval, Rafael Ferrando. Ambos aspiraban a cubrir la vacante de otro empresario, Francisco Ros. Sin embargo, el presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia (APV), Rafael Aznar, antepuso a última hora al viceconsejero de Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid.

A pesar del designio estratégico con el que la APV ha revestido esta designación (una

"Lo lógico es que se hubiera nombrado a un empresario", según fuentes empresariales

"muestra de la clara apuesta comercial por el mercado del centro de la península"), en la cúpula de los socialistas valencianos la decisión no ha sido bien recibida. Ni en la estructura orgánica ni entre los miembros del consejo de administración de la APV de influencia socialista, que sin embargo terminaron apoyando la propuesta para no romper la unanimidad tras fijar su posición contraria.

La mañana del día de la celebración del consejo de administración (jueves 8 de marzo), el presidente de la APV comunicó por teléfono a los principales vocales que iba a otorgar unos nuevos nombramientos a los representantes empresariales que se barajaban para ocupar la vacante de Francisco Ros, quien dejó la vicepresidencia para evitar las incompatibilidades del cargo con sus negocios particulares en el puerto. De este modo, Aznar dejaba barrida la pista para que el ex arquitecto municipal de Madrid y actual viceconsejero del Gobierno de la Comunidad de Madrid, Luis Armada, accediese a un cargo que tradicionalmente estaba destinado a un empresario valenciano.

"La Autoridad Portuaria ha ido despejándolos a córner [a Ferrando y a Diago], hacia otros cargos, porque Aznar ya tenía pactada la entrada del consejero de Esperanza Aguirre", explica un miembro de la ejecutiva del partido. Tanto Ferrando como Diago fueron nombrados esa misma tarde vicepresidentes de las comisiones delegadas de asuntos económicos y de seguimiento del plan estratégico, respectivamente, lo que desde el PSPV no se ha dudado en calificar como "componendas" para situar a Armada en un cargo que hasta ahora no se había podido ocupar por falta de consenso entre los miembros del consejo de administración.

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"Se ha roto una regla", explica uno de los cuatro vocales que representan al Estado en el puerto, quien relata que la posición de todos ellos, a la que se sumaban los alcaldes socialistas de Gandia y Sagunto, cuyos puertos pertenecen a la APV, era que el cargo fuera ocupado "como siempre por un empresario". "Pero no queríamos hacer un casus belli de la elección del vicepresidente, ya que los empresarios no manifestaron en ese momento ninguna oposición al respecto", relata. Sin embargo, a la salida de la reunión, varios de los empresarios representados en el consejo de administración "echaban pestes", según algunos consejeros. Otro de estos vocales atribuye el nombramiento de Armada a "la falta de entendimiento entre los empresarios" para consensuar una candidatura conjunta que les hubiese dado la vicepresidencia.

De acuerdo con su impresión, el verdadero pulso empresarial no estaba entre Ferrando y Diago, sino entre Ferrando y el presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), José Vicente González. "González era el que tenía más posibilidades de salir, ya que podía contar con el apoyo de Arturo Virosque [presidente de la Cámara de Comercio], aunque éste apostaba de salida por el armador Vicente Boluda, mientras que Diago sólo hubiese podido ser vicepresidente como una solución de compromiso en caso de no triunfar González o Ferrando", desentraña. "Pero Aznar prefirió otra tercera vía", añade.

Tras destapar sus cartas el presidente de la APV, Diago decidió no acudir al consejo de administración. Algunos empresarios del sector cerámico aseguran que el presidente de Ascer contaba con la bendición del ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, para ocupar la vicepresidencia.

Uno de los miembros del consejo de administración consultados achaca la situación creada al "miedo" de los empresarios a contravenir cualquier decisión que emane "del Palau de la Generalitat", en la que desde su punto de vista, "sin ninguna duda", se circunscribe la candidatura de Armada. Sin embargo, uno de los empresarios representados en el consejo ha querido enfriar los ánimos: "Todos hemos dicho que estamos de acuerdo [con la designación de Armada] y, por tanto, estamos de acuerdo. No vamos ahora a hacer ningún tipo de polémica al respecto".

En su opinión, la opción de Armada es "un guiño a Madrid", aunque admite que "hubiese sido más lógico que el cargo recayese en un empresario", porque "del mismo modo que se ha enviado una señal hacia Madrid, los empresarios valencianos también han recibido otra señal".

Uno de los vocales requeridos por este periódico comenta que "parecería un cachondeo" que ante cualquier ausencia del presidente de la APV tuviera que ser un miembro del Gobierno de la Comunidad de Madrid quien representara al puerto de Valencia, aunque otras fuentes del consejo de administración indican que el cargo que ocupa ahora Armada "es un florero".

Con todo, el PSPV lamenta la "oportunidad perdida" que supone no haber podido utilizar los votos sobre los que tiene influencia en el consejo "para plantarse ante la decisión de Aznar", quien en virtud de la Ley de Puertos fue nombrado por el Ministerio de Fomento a propuesta de la Generalitat. En tono autocrítico esta fuente lamenta "la falta de trabajo previo" para haber definido la estrategia. En una posición más dura, otra voz del ámbito socialista municipal enmarca la actual situación en la "falta de estrategia total" del partido respecto al puerto. "Sin posición no hay oposición", diagnostica, y añade: "Lo hemos visto en la ampliación del puerto, en la que el partido no tiene una estrategia clara".

Asimismo, mantiene que la fuerza que hubiese podido hacer el partido para frenar la designación de Armada podía haber sido definitiva: "Puertos del Estado y los ministerios de Fomento y de Administraciones Públicas hubiesen podido imponer a un vicepresidente si hubiese existido una estrategia previa al respecto", lamenta.

Cuestionado y 'desobediente'

La opción del arquitecto Luis Armada hacía tiempo que había sido puesta en marcha. En un encuentro entre Esperanza Aguirre y Francisco Camps celebrado a finales de 2005, el presidente de la Generalitat anunció que el viceconsejero de Transportes e Infraestructuras del Gobierno madrileño ocuparía una plaza en los órganos de dirección del puerto de Valencia. Días después, en enero de 2006, fue designado como vocal del consejo de administración a propuesta del consejero de Infraestructuras y Transporte, José Ramón García Antón. Jaime Ronda Agudo cesó en el mismo cargo para dejarle el sitio. Armada había sido gerente de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid en la última etapa de José María Álvarez del Manzano, en cuyo cargo fue condenado por el Juzgado de lo Penal número 20 "por un delito de desobediencia" a una multa de 7.200 euros e inhabilitación especial para empleo o cargo público durante un año y cuatro meses. Según el juez, Armada no había procedido al derribo parcial de la iglesia Nuestra Señora de las Fuentes, construida de forma ilegal demasiado cerca de un bloque de pisos en Fuencarral. Tras recurrir el fallo judicial, la nueva sentencia firme mantuvo la condena de inhabilitación aunque sólo para ese cargo, lo que le permitió inmediatamente desempeñar el que ocupa en la actualidad con el Gobierno de Esperanza Aguirre.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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