_
_
_
_
_

El desinterés europeo frena la segunda residencia en la costa

Profesionales cifran la caída de ventas a extranjeros entre un 25% y un 70%

"La gente está a la expectativa. Se están esperando a ver qué pasa. Eso no quiere decir que dejen de comprar o de venir a la Costa Blanca, pero sí que se han tomado un tiempo", explica Johan de Wit, miembro del Foro Internacional de L'Alfàs, colectivo que agrupa a todas las asociaciones de ciudadanos europeos en el municipio. De Wit es un holandés que regenta el establecimiento Albir Muebles, donde ha notado una disminución de ventas de hasta un 25%, caída que asocia al parón del mercado inmobiliario. El comentario del ciudadano holandés corrobora los datos de distintos profesionales del sector inmobiliario de Alicante que cifran desde un 25% y hasta un 70% la bajada de las ventas de segunda residencia en la costa a la clientela extranjera, básicamente británica.

El sector detecta que algunos europeos empiezan a vender sus casas

Un cliente europeo de una agencia inmobiliaria en Xàbia asegura haber comprado una casa en el sur de Italia por entre 80.000 y 90.000 euros. La subida de precios, la aparición de nuevos destinos turísticos y el fuerte crecimiento urbanístico pasan factura. Alicante, la provincia que en el segundo trimestre de 2007 acumuló más del 90% de las ventas inmobiliarias a extranjeros no residentes en la Comunidad Valenciana, sufre una merma de ventas que ha puesto en jaque a algunas pequeñas agencias dirigidas al público europeo, principalmente inglés. Algunas están cerrando, otras reducen personal, según profesionales de distintos puntos de la costa alicantina. Inmobiliarias de Xàbia y Torrevieja detectaron un parón de ventas al turista alemán hace tres años, que en alguna zona incluso "está vendiendo" para trasladarse a países como Yugoslavia, según la presidenta del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Alicante, Marifé Esteso. En el caso inglés, el principal turista europeo de la Comunidad Valenciana, "algo se vende, pero muy poco", explica Esteso. En poblaciones como Xàbia "lo único que se está vendiendo en segunda residencia es a madrileños y valencianos", añade.

El porcentaje de caída varía según a quién se le pregunte, pero la tendencia es similar. Lynn Harley, de J.B. Property, en la playa Flamenca de Orihuela, cifra la bajada de ventas a irlandeses del norte, el público al que se dirigen, en un 25%. "En los últimos meses las ventas van más despacio", subraya. Harley dice que el euro está "muy alto" para los ingleses y asegura que muchos británicos están poniendo en venta sus casas en la costa para irse al interior. La evolución del mercado extranjero es, en definitiva, "un daño añadido", asegura Esteso, a una situación de "crisis y preocupante porque no sabemos cuánto va a durar".

"La caída de las ventas entre los extranjeros empezó antes que la de los españoles, hace dos o tres años, por una subida de precios que no se corresponde en absoluto con la calidad de las viviendas y los servicios que ofrecen las poblaciones", explica Miguel Arnaiz, de la agencia Trenor de Benidorm. "Berlín ahora es más barato que Benidorm", apostilla. Arnaiz explica que los extranjeros dejan de comprar viviendas en la Costa Blanca para hacerlo en Marruecos o en países del Este de Europa, "donde tienen tranquilidad y precios más baratos". Va más allá y considera que el urbanismo salvaje también ha jugado su papel. Explica que europeos que llevan 20 años en la zona se están yendo por la masificación. "Se perdió el turismo alemán, después se ha perdido el francés y ahora se está perdiendo el inglés". Esta apreciación es compartida por los representantes del partido Claro (organización radicada en la costa Orihuela que aglutina a los extranjeros residentes en La Vega Baja). "En este punto de la costa el caótico urbanismo con decenas de urbanizaciones a medio hacer, con calles sin asfaltar y sin servicios ha acabado por ahuyentar a los compradores extranjeros", señala Antonio Cerdán, miembro de esa formación política.

Optimismo de futuro

Pese a este frenazo, hay quien todavía mantiene el optimismo ante una eventual inflexión al alza de las ventas. El concejal del Partido Popular (PP) en L'Alfàs del Pi Eric Svanberg conoce con detalle la realidad del colectivo del que forma parte, ya que él nació en Noruega: "Van a continuar invirtiendo. En este momento es lógico que estén indecisos, porque todo apunta a que los precios van a bajar. De lo que estoy convencido es de que van a llegar en masa dentro de un par de años".

Svanberg coincide con Johan De Wit en considerar que se avecina una ola de jubilados europeos. "En 2009 muchas personas que nacieron tras el boom de la Segunda Guerra Mundial cumplen 65 años y están deseando jubilarse para abandonar el país", explica este edil. "Tienden a ir al sur, principalmente por las condiciones climatológicas. Por eso estoy convencido de que en poco tiempo se reactivará el sector", asegura.

El también holandés De Wit coincide con el concejal. El comerciante de mobiliario afincado en L'Alfàs del Pi afirma que en su país de origen "hay muchos nacidos cuando finalizó la guerra que han sacado adelante Holanda, y ahora quieren venirse a vivir aquí. Son gente que ha ahorrado durante toda su vida y tiene un elevado poder adquisitivo. Es cuestión de cuatro o cinco años".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_