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Elecciones 27M

Los escándalos de corrupción no castigan al PP y el discurso del agua le beneficia

El accidente del metro de Valencia no arranca votos en las zonas más afectadas

Miquel Alberola

Los ecos de los diversos casos de corrupción asociados al PP que se han sucedido en la Comunidad Valenciana en los últimos no han tenido una incidencia determinante en los resultados electorales municipales ni autonómicos.

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En las Cortes Valencianas este factor no ha podido socavar la mayoría del PP, ni siquiera disminuir las distancias con el principal partido de la oposición. Además, el PP mantiene la alcaldía y la Diputación de Castellón, y tan sólo pierde un diputado en la circunscripción provincial a las Cortes Valencianas. Así, no le ha hecho apenas daño el caso Fabra, en el que el presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, se encuentra imputado por delito fiscal además de haber cuadriplicado sospechosamente su patrimonio en cinco años.

Tampoco le ha afectado la sombra de sospecha que envuelve a su número dos, Francisco Martínez, vicepresidente de la Diputación de Castellón, que registró como donaciones 13 fincas estos últimos años en su pueblo, Vall d'Alba, del que es alcalde por el PP y mantiene los ocho concejales que tuvo en el anterior mandato.

Nulo efecto ha ejercido también la corrupción en Orihuela, donde el anterior alcalde, José Manuel Medina, tiene 16 causas abiertas en los juzgados y ha estado utilizando un Rolls y un chalé de un promotor beneficiado en operaciones urbanísticas en el municipio. Aunque la oposición socialista ha aumentado de cuatro siete sus concejales, el PP ha mantenido los 14 como si nada hubiera ocurrido en un Ayuntamiento que se ha convertido en uno de los paradigmas de la corrupción en España.

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Otro tanto ha ocurrido en Torrevieja, donde su alcalde, el popular Pedro Hernández Mateo, que lo es desde 1987, está imputado por una causa de tráfico de influencias y apenas ha visto menguado su poder municipal en un concejal, aunque mantendrá la mayoría absoluta en el próximo mandato. O en Alicante, donde su alcalde, Luis Díaz Alperi, está imputado en dos causas por el desfalco de seis millones de euros en Mercalicante y trato de favor al contratista Enrique Ortiz en tres aparcamientos subterráneos. Pese a este lastre judicial y el aumento de concejales de su oponente, la socialista Etelvina Andreu, Díaz Alperi gana un concejal y podrá mantener la alcaldía otros cuatro años.

Sin embargo, las sospechas de corrupción sí han surtido a efecto en Xixona, donde el PP ha perdido el Ayuntamiento tras el escándalo causad por dos Programas de Actuación Integrada (PAI). También ele influjo de posibles corruptelas ha tenido efectos en Calp, donde el Ayuntamiento se ha visto envuelto en un posible escándalo por la construcción de un hotel junto al mar, cuyas obras ha paralizado finalmente el Gobierno. El PP ha perdido la mayoría y un posible pacto entre socialistas y Bloc-Els Verds permitiría gobernar a la izquierda. La polémica urbanística de L'Algar y sus sospechas también han pasado factura al PP en Altea, donde no podrá gobernar.

Aparte de los efectos sobre la corrupción, el discurso del agua ha reportado varios beneficios electorales al PP. Tanto su reivindicación permanente del trasvase del Ebro, que fue derogado por el Gobierno, como su posición contraria al cambio de trazado del trasvase Júcar-Vinalpó, que pasó de Cortes de Pallás al Azud de la Marquesa en Cullera, le han permitido al partido erosionar a su principal adversario. Así, mientras que en Sueca, que ha sido uno de los mayores bastiones en contra del trasvase Júcar-Vinalopó, el PP ha logrado aumentar un concejal, el PSPV, que en las anteriores elecciones se presentó en coalición con EU, pierde cuatro y queda relegado a la tercera fuerza por detrás del Bloc.

El PP también ha logrado desgastar con su discurso hídrico al PSPV en dos de las poblaciones de su órbita más movilizadas en contra del trazado propuesto por el Ministerio de Medio Ambiente, como Villena y Aspe, en El Vinalopó. En Villena el PP ha aumentado cuatro concejales, lo que le permitirá cambiar el signo del hasta ayer Ayuntamiento socialista. Y en Aspe, los socialistas pierden cuatro concejales, de los que tres van a parar al PP, que podrá formar gobierno en el próximo mandato.

Por el contrario, otros posibles efectos que en teoría debían beneficiar a los socialistas se han demostrado estériles a tenor de los resultados. Uno de los más llamativos es el del accidente de metro de la Línea 1 de Valencia, que ha mantenido movilizados a los familiares de las víctimas y a los partidos de la oposición frente a la Generalitat. Sin embargo, ni en el ámbito municipal de Valencia ha tenido ningún efecto ni tampoco en el ámbito autonómico. Ni siquiera en una de las poblaciones más castigadas por esta catástrofe, que se cobró 43 víctimas, como es Torrent, que ayer dejó de ser el baluarte de lo que hasta ahora se ha denominado el cinturón rijo de Valencia.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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