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El 'familiódromo' adelanta al 'botellódromo' en Valencia

PP y PSPV defienden opciones divergentes para el ocio

Pablo Ferri

Aceite y agua en el Ayuntamiento de Valencia, PP y PSPV, acordaron ayer en sesión plenaria atajar el problema del ruido en las inmediaciones de la plaza del Xúquer. Declarada zona acústicamente saturada (ZAS) en 1996, los vecinos critican que en parte del barrio no se respetan las medidas tomadas entonces para atenuar el ruido que causa el ocio nocturno. A la cantidad de bares y pubs de la zona, "que sirven un pincho y se llaman restaurantes", según dijo un representante vecinal en el pleno, se suma el alboroto y la suciedad del célebre botellón de Tarongers.

El punto cinco del acuerdo alcanzado por gobierno y oposición confía en "que se estudie la posibilidad de delimitar zonas de ocio destinadas de forma específica, a espectáculos públicos y actividades recreativas, incompatibles, en todo caso, con zonas de usos dominantes residencial, sanitario y docente". ¿Esto en qué consiste? Pues en teoría, y como explicó la concejal socialista Carmen del Río esta semana, en trasladar la movida de Tarongers a otro lugar. "Las cercanías del Veles e Vents podría ser un sitio", apuntó.

El gobierno local estudiará una "zona de esparcimiento al margen del 'botellón"
La oposición propuso como opción los aledaños del Veles e Vents

La propuesta la llevaron al pleno los socialistas y se aprobó tal cual, pero la concejal de Contaminación Acústica, Lourdes Bernal, interpretó el acuerdo para los medios así: "No se trata de un botellódromo sino de una zona lúdica y cultural, de ocio normal, incluso para las familias. Lo de Alicante

[donde la alcaldesa, Sonia Castedo, del PP, propuso destinar un espacio portuario a este fin] no se va a discutir aquí en absoluto". El PP preferiría, por tanto, un familiódromo.

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Del Río declaró el miércoles que se debía "afrontar la realidad" del botellón de Los Naranjos y que si bien no pedía un botellódromo, sí defendía una zona "para que la juventud se pueda reunir y relacionar sin molestar a los vecinos". Bernal matizó ayer sin embargo que lo acordado "no tiene que ver exclusivamente con la juventud. Será una zona de esparcimiento", explicó, "que no tenga nada que ver con el botellón". De la misma frase, dos interpretaciones distintas y una cuestión a desentrañar: si se trata de encontrar una "zona de esparcimiento normal" que no tiene nada que ver con el botellón, ¿por qué se incluye esta cuestión en el acuerdo sobre el ruido en la plaza del Xúquer y alrededores siendo el botellón de Tarongers uno de los causantes?

Además del vecino portavoz, que trasladó a los grupos políticos las molestias que el ruido ocasiona en el sueño del barrio, el presidente de los hosteleros valencianos, Juan Carlos Gelabert, intervino también en el pleno. Gelabert se opuso frontalmente a la creación de un botellódromo y criticó que se trata de un debate "totalmente alejado de la realidad".

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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