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Reportaje:Apuntes

Así se formará el nuevo profesor

Radiografía del nuevo máster obligatorio para dar clases en institutos

Ignacio Zafra

La movilización contra el proceso de Bolonia es compleja. Algunos de los argumentos son teóricos, e implican una mirada a medio y largo plazo sobre la universidad: es el caso del miedo a la mercantilización. Otros, en cambio, son de carácter práctico y su llegada es inminente: es el caso del máster de profesorado, un caballo de batalla de primer orden en las carreras de Humanidades y Ciencias Básicas, no por casualidad los dos principales frentes de la protesta.

El máster será obligatorio para todos aquellos que quieran dar clase en un instituto (en la ESO, Bachiller o Formación Profesional), y sustituirá al CAP (Curso de Adaptación Pedagógica), que se las ha arreglado para sobrevivir casi cuatro décadas a pesar de suscitar un rechazo casi unánime por la insuficiente formación que da a los futuros docentes antes de aterrizar en las aulas. ¿En qué consistirá el nuevo máster?

Es uno de los factores que más han movilizado a los anti-Bolonia
La mayoría de los docentes serán de magisterio y de institutos

Tomando el que la Universitat de València tiene en exposición pública hasta la semana que viene -la estructura universitaria adaptada a Europa concede una relativa libertad a los campus para confeccionar los títulos-, que prevé ofertar de entrada 1.170 plazas, tendrá un año de duración (frente a los tres meses del CAP), constará de 60 créditos, y ofrecerá 15 especialidades además de otras cuatro específicas para la FP. No habrá restricciones de origen para acceder a las especialidades (aunque lo normal será que alguien que haya estudiado el grado en Historia elija la especialidad del máster en Historia, nada impide que un graduado en Química pueda matricularse en la especialidad de Filosofía). Pero si no puede acreditar unos conocimientos previos sobre la especialidad (por ejemplo, el diploma de grado) deberá superar un examen de acceso.

El máster se estructurará en tres grandes bloques. "Pero no se impartirán de forma secuencial, sino que todo ocurrirá a la vez", señala Óscar Barberá, director de la Escuela de Magisterio Ausiàs March.

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El primer bloque (16 de los 60 créditos) tratará sobre "materias básicas" y será común a todas las especialidades. En él los futuros profesores se formarán en pedagogía; psicología del aprendizaje; historia de la educación; atención a la multiculturalidad (por ejemplo: cómo tratar con alumnos que tienen problemas para entender el castellano y el valenciano); organización del aula; relaciones de poder (entre el docente y los alumnos; el claustro, la dirección...); desarrollo de la personalidad (los cambios psicológicos que los alumnos experimentan durante la etapa que van al instituto); sociología; entorno familiar...

El segundo bloque aborda las "materias específicas" (28 créditos). Los contenidos varían en función de la especialidad, pero presentan un guión común. De un lado, conocer los conceptos básicos que tendrán que explicar (en Filosofía, Inglés, Biología y Geología...); detectar los "obstáculos de aprendizaje" que más a menudo encuentran los chavales en la materia concreta (por ejemplo: ciertos déficits en matemáticas dificultan entender conceptos de física) y ofrecer herramientas para afrontarlos. Del otro, "complementos de formación": todo aquello que, sin pertenecer estrictamente al programa, puede ayudar al futuro docente y a sus alumnos a entender la materia (repasar la historia de la ciencia, o conocer, por ejemplo la visión que la literatura ha dado de la profesión de médico a lo largo de la historia, en el caso de aquellos itinerarios que conducen a la carrera de Medicina).

El último bloque (16 créditos) se centra en la práctica profesional, cuenta con un doble tutelaje (en la universidad y en el instituto) y contiene una parte general (por ejemplo, la organización del centro) y otra específica de cada especialidad.

El máster lo impartirán profesores de Magisterio, de Educación, de Secundaria y Bachillerato (como asociados), y queda abierta la posibilidad de que participen docentes de otras facultades de la universidad.

Muy largo o muy corto

"A ser profesor se aprende en el aula, siendo profesor. Yo he elegido la carrera de Filosofía porque quiero estudiar Filosofía, y no quiero pasarme un año estudiando pedagogía". El comentario es de finales de noviembre. Corresponde a una alumna de la asamblea de alumnos anti-Bolonia de la facultad de Filosofía, en Valencia, ante la pregunta de cómo creía que le iba a afectar personalmente la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior. Pero respuestas parecidas pueden oírse por toda la avenida de Blasco Ibáñez: en Historia, Geografía, Historia del Arte, en las Filologías; en el campus de ciencias de Burjassot, y en facultades de Alicante y Castellón.

Para muchos alumnos la cosa está clara: la reforma les quita un curso de carrera (en realidad Bolonia homogeneiza todos los títulos en cuatro años, de modo que las diplomaturas y las técnicas durarán uno más). Y, a cambio, si quieren dar clase en institutos, tendrán que dedicar otro año -en vez de los tres meses del Curso de Aptitud Pedagógica (CAP)- a estudiar el máster donde, teóricamente, les enseñarán a enseñar. El máster, además será bastante más caro que el CAP. Y también, si la petición formulada recientemente por los rectores no es escuchada, más caro (en términos de precio de los créditos) que la carrera.

El malestar también ha prendido con fuerza entre el profesorado, que ve cómo una de las pocas salidas profesionales naturales de sus titulados pasa a ser controlada por las escuelas de Magisterio, lo que puede provocar una caída todavía mayor de su matrícula (un alumno podrá cursar Derecho y hacer el máster en la especialidad de Historia, por citar un caso). El CAP, dicen, había que reformarlo, pero no así.

El otro bando, entre tanto, afirma que si para ser maestro hacen falta tres años de carrera, era absurdo que apenas se exigiera formación para ser profesor, más allá de la carrera de origen. Y hay quien también de este lado da un paso más: el máster de profesorado es un avance que mejorará el sistema educativo. Pero para que el cambio fuera profundo habría que ir pensando en formar a los futuros profesores durante la carrera: creando grados de profesor de Matemáticas, de profesor de Historia... O, al menos, introduciendo especialidades para ser docentes en los grados generales.

La reforma deja una paradoja: todos los docentes recibirán formación específica en la universidad para dar clases, salvo los profesores de universidad.

Datos básicos del máster

- El máster contendrá 15 especialidades ajustadas a las materias que se imparten en los institutos, además de cuatro especialidades más de Formación Profesional.

- Durará un año,aunque se contemplan adaptaciones del programa para quienes no lo puedan cursar a tiempo completo. El CAP, al que sustituye, duraba tres meses.

- El precio está por definir. Al ser oficial, tendrá que ser un precio público, pero los rectores han pedido que todos los másteres necesarios para ejercer una profesión, como en este caso, cuesten lo mismo que las carreras.

- Se articulará en tres grandes bloques. Uno, dedicado a la formación general de cualquier profesor (métodos pedagógicos, atención a la multiculturalidad...). El segundo, sobre la materia de la especialidad (Matemáticas, Inglés...) . Y el tercero, práctico.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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