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Reportaje:

"Del fracaso se aprende más"

Pep Guardiola fascina con sus reflexiones a 1.800 clientes de un banco en una charla de hora y media en Valencia

Entre las ganas de huir y la necesidad de seguir disfrutando de un equipo único se debatió Pep Guardiola en un diálogo de hora y media con el periodista Ramon Rovira, en el Palau de la Música de Valencia, ante unos 1.800 clientes del banco Sabadell. Fascinada la audiencia ante las reflexiones del entrenador del Barça, que apeló al síndrome de Stendhal -la enfermedad del individuo expuesto a obras de arte especialmente bellas- para explicar cómo se siente ante la exhibición azulgrana en los últimos cuatro años. Una generación única a la que rindió constante homenaje después de quedarse seducido una vez más por sus jugadores tras ganar el día anterior en Hospitalet 0-1 con un gol de Iniesta en la Copa del Rey. "A estos tíos les flipa jugar, lo llevan en las entrañas. Ayer noche en Hospitalet, un pueblo pequeñito, Xavi, Iniesta, Cesc, Villa corrieron como si les fuera la vida, y dentro de dos días juegan en Wembley. Hoy les llamo y tienen los gemelos fundidos. Lo tienen todo: dinero, mujeres, títulos... y van a tope, dos días antes de jugar en Wembley".

"A estos tíos les flipa jugar", dice de sus jugadores el entrenador
"La soledad del entrenador es grande", dice el técnico del Barça

La despedida del Barça sobrevoló toda la charla. "Como jugador hubo un punto en que supe que tenía que irme. Como entrenador, espero que sea igual. Se sufre mucho: angustia, presión, es un no parar, convives con si lo haces bien o mal, el síndrome de Stendhal: dónde encontraré un sitio como este y unos jugadores como estos. La felicidad no te la dan los títulos, hay otras cosas. A los 25 años quería ser entrenador; ahora no veo el momento de irme pa casa". ¿Dónde iría? "Ahora sería imposible entrenar en España. Dentro de unos años... Me gusta la liga alemana por el país, los campos, me gustaría aprender el idioma, el inglés tiene un punto, Francia es un país fantástico para vivir". "La soledad del entrenador es muy grande", prosiguió, "sufro mucho en la derrota y quiero tener cerca a mi gente. Vivo de los afectos, no de los éxitos: necesito abrazarme".

Como jugador, Guardiola aprendió a esconder su intimidad porque alguien podría utilizarla después para hacerle daño. "La opinión pública es cruel", dijo. Pero ayer, de algún modo, se desnudó ante la audiencia. "Del fracaso se aprende 10 veces más. La victoria te da 10 minutos de paz, pero después te atonta. En la victoria hay que darse cuenta de las cosas que no van bien. Tengo muchos miedos e inseguridades, no me gustan las personas que van a solucionar la vida a todos. Quiero estar bien en mi microcosmos".

Entre las preguntas del público, alguien quiso saber quién era el más bromista de la caseta azulgrana. "No entro nunca al vestuario. Villa es un chico fantástico, y Piqué". ¿Y el líder? "El menda", zanjó ante las risas de la gente.

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