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Dos guardias civiles niegan las torturas a un inmigrante

Está grabado. El sábado 26 de enero de 2008 dos guardias civiles, adscritos al puesto de Tavernes Blanques, y un vigilante de seguridad, que trabajaba en un centro comercial en Alboraia, humillaron, vejaron y agredieron a un inmigrante irregular de origen cubano al que detuvieron porque supuestamente se apropió de una cartera que nunca fue encontrada. En el banquillo de los acusados se sentaron el cabo Carlos Augusto Palomo y el guardia Antonio Cano, además del vigilante Ángel V. León. Para los dos guardias civiles, la fiscal solicita dos años de cárcel y 10 de inhabilitación. Para el vigilante de seguridad, nueve meses de prisión y siete años de inhabilitación. Negaron los hechos. Palomo ni siquiera declaró, decidió guardar silencio. En la grabación, que no se escuchó en la sala y sobre la que las defensas piden la nulidad, se escucha cómo le dijeron al cubano que iba "a mear sangre", que le iban a meter "la porra por el culo" y sacársela "por la garganta", que bailara salsa, que era un "payaso", que era un "mentiroso de mierda". La víctima insistió en su relato acusador.

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