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Columna
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La neutralidad del Síndic

La decisión del Síndic de Greuges avalando la censura de una parte de la exposición L'any de la tempesta, organizada por la Unió de Periodistes Valencians y que se mostraba en las instalaciones del Muvim, seguro que no ha causado gran sorpresa entre los conocedores de la trayectoria política del titular de la Sindicatura. Hay que decir, sin embargo, que José Cholbi ha venido desempeñando el cargo para el que fue elegido con los votos del PP y del PSPV con la habilidad de quien durante muchos años ha sorteado huracanes y atravesado desiertos sin más equipaje que el de saber estar en el momento preciso con la persona adecuada, que no es cosa fácil. Sobre todo cuando se acierta siempre en la elección, como prueba su dilatado historial público. Esta camaleónica capacidad para adaptarse al medio ambiente y salir siempre con bien, la había venido aplicando al desempeño de su labor en la Sindicatura de Greuges. Sus resoluciones nunca fueron estridentes, no eran obsequiosas con el poder, pero tampoco quitaba la razón a quienes le transmitían sus quejas. Más que un defensor de los intereses de los ciudadanos frente a los abusos de los gobernantes, Cholbi ejerce como un buzón que amablemente recoge las protestas que, paternalmente, tramita. Hasta que le ha tocado definirse.

Los populares, como vienen haciendo con todas aquellas noticias que se refieren al caso Gürtel, reaccionaron de forma virulenta y desproporcionada ante una muestra en la que seis fotografías les devolvían la imagen de un partido y un Consell salpicado por la corrupción. Y decidieron censurarlas. Lo que no se ve, no existe. Craso error. Su torpeza no hizo más que amplificar aquello que querían ocultar, de tal modo que no solo las imágenes fueron vistas por decenas de miles de personas a través de Internet, sino que el PP quedó también retratado como un partido autoritario, de muy escasas convicciones democráticas.

Los dirigentes de la Unió de Periodistas, ante tamaña tropelía, pidieron el amparo del Síndic de Greuges. Y éste decidió avalar la censura con un argumento de lo más pedestre: "Hemos comprobado", decía en su respuesta, "que de las ocho fotografías expuestas, un total de seis se refieren a un determinado partido político y las otras dos a otro partido. En consecuencia, a nadie se le escapa que la exposición fotográfica no guardaba la adecuada proporción entre las diversas formaciones políticas existentes en la Comunidad Valenciana para conseguir la necesaria neutralidad informativa que garantizase la formación de una opinión pública libre y no manipulada". Si no fuera porque uno no cree en la neutralidad, el párrafo anterior podría trasladarlo todos los días, y no una sino varias veces, a la televisión pública valenciana, a ver si así Cholbi lograba no ya que fueran neutrales, que no es el caso, sino que dejaran de ser sectarios.

¿Qué es eso de la neutralidad? Los periodistas no somos neutrales. No conozco a ninguno que lo sea. Son (somos) más o menos honestos con nosotros mismos y con nuestros lectores, oyentes o televidentes; pero no somos neutrales. La hipocresía de la neutralidad es la burda excusa en la que se envuelven los censores para justificar sus decisiones o quienes teniendo opinión la ocultan cobardemente para no comprometerse. José Cholbi sabe mucho de censura. No en vano ejerció de Jefe de División e Inspección de los estudios de TVE y fue responsable de programación en su momento. Dicho de manera que se entienda: comisario político y censor de los contenidos de la que en su época era la mejor televisión de España porque no había otra. Esta es la sarcástica paradoja de nuestro Síndic de Greuges, la de un censor que defiende la neutralidad informativa. Una propiedad que ignora. La neutralidad no existe. Se puede estar a favor o en contra de la censura; pero no permanecer neutral para justificarla. Cholbi tampoco es neutral: Está a favor de la censura.

Last but not least. El PSPV se haría un favor con su silencio. Votó al actual Síndic y conocía de sobra su biografía. Así que no tiene autoridad moral para pedirle que haga o deje de hacer maletas.

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